En esta escuela de verano los niños lo pasan bomba, pero no todo son talleres y excursiones. También realizan tareas de apoyo escolar. "Las combinamos con las actividades de ocio. Aquí adquieren hábitos de estudio y les ayudamos a realizar sus cuadernillos de verano. En algunos casos, sus padres, aunque quieran, no saben ayudarles con los deberes", dice Diego Pardina.

El resto del año, muchos de estos niños asisten en la fundación a clases de refuerzo por las tardes, y los profesores como Diego están en permanente contacto con los orientadores de sus colegios, que a su vez les derivan a más usuarios. Los viernes también les ofrecen una escuela multideporte.

Y, a su vez, muchos de los padres de estos niños son también alumnos de alfabetización o de español para extranjeros en las aulas de Cruz Blanca. Los pequeños han nacido casi todos en España y no tienen ningún problema con el idioma, e incluso hacen de traductores para sus padres.