El Aprendizaje-Servicio (ApS) permite desarrollar las competencias curriculares de la parte práctica de una asignatura a la vez que se aporta un beneficio a la sociedad. De esta manera, los estudiantes, al mismo tiempo que aprenden, se comprometen con su entorno más próximo, y reciben su enseñanza haciendo un servicio a la comunidad.

Por ello, como docentes responsables socialmente, debemos poner en práctica este tipo de metodologías didácticas, que estimulen un compromiso social y ético a la vez que una conciencia crítica para contribuir a la construcción de una sociedad del siglo XXI, libre, democrática, justa y solidaria.

Las VI Jornadas de Aprendizaje y Servicio celebradas este mes de junio en la Universidad de Zaragoza, donde se presentaron proyectos con claros beneficios pensados en la sociedad, son un ejemplo de ello. Como diría Roser Batlle, el ApS es una pedagogía que reconcilia calidad educativa e inclusión social, ya que los participantes aprenden a trabajar en necesidades reales del entorno con la finalidad de mejorarlo.