La Fundación Rey Ardid gestiona gestiona un total de 14 equipamientos para atender a las personas mayores. La entidad gestiona residencias y centros de día en las tres provincias aragonesas, además de en La Rioja y Castilla la Mancha. En todas ellas aplica el denominado modelo de atención centrado en la persona. La principal diferencia con otros modelos de gestión y atención es la de contar con la opinión directa del propio usuario y, en su defecto, de familiares cercanos ,que aporten la información necesaria para atender a la persona con la mayor calidad posible.

«Lo primero para realizar una atención centrada en la persona es velar por aplicar continuamente una serie de valores humanos como el respeto, lealtad, reconocimiento, honestidad, tolerancia...», describe Maria Vázquez, responsable técnica del área de Mayores de Rey Ardid.

Esta atención comienza con la elaboración de un plan de atención individualizado en sintonía con las necesidades cambiantes de las personas mayores. Este es «básico e imprescindible» para «comprender la perspectiva de la persona mayor, de los familiares que le rodean, y de los profesionales que le deben atender para así poder ofrecer la atención de calidad que las personas mayores se merecen», añade Vázquez.

Todos los trabajadores del centro son integrados en el modelo de atención centrado en la persona con la finalidad de poder llevar el plan de atención individualizado. Para ello, reciben una formación específica. «Los profesionales que trabajan en este tipo de modelo se sienten más motivados en su puesto de trabajo. Además dignifica y cualifica su labor asistencial y refuerza actitudes profesionales correctas y buenas prácticas», expone.

Además, «la comunicación continuada y cercana con usuarios y familiares es lo más importante para recopilar necesidades, deseos, preferencias,… y así poder trasladarlas y comunicarlas a todos los profesionales del centro», sostiene María Vázquez. Hay herramientas de participación «muy prácticas y necesarias» para la implantación del modelo: comisiones de usuarios, sesiones para familias...

Al final, la atención centrada en la persona aporta que mejora la calidad de vida de las personas mayores, los trabajadores se implican más en los cuidados y los familiares depositan más confianza en centros en los que se trabaja con este modelo, que aporta transparencia y fiabilidad en el cuidado.