Este pasado martes, 5 de junio, se celebró el Día del Medio Ambiente. Constituye una fecha señalada en el calendario para concienciarnos sobre un aspecto cotidiano que nos afecta en nuestro entorno más cercano, y en esta época de la globalización, en el más lejano también. Nos invita a ser conscientes de que la protección del medio ambiente es una cuestión que afecta nuestro bienestar, es un reto y una oportunidad para contribuir a lograr un hábitat más sostenible que nos permita dejar un legado para las siguientes generaciones.

Durante todo el año, son 51 los días dedicados a celebrar algo relacionado con el medio ambiente: educación ambiental, energía, agua, suelos, reciclaje, océanos, ecosistemas, población, capa de ozono, hábitat, seguridad alimentaria, montañas, y un largo etc. Pero, al final, todos persiguen el mismo objetivo: promover una concienciación ciudadana sobre los grandes problemas y retos que tenemos respecto al planeta en el que vivimos.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que fueron aprobados el 25 de septiembre del 2015, dedican 7 de ellos a trabajar sobre el tema medioambiental de cara a lograr grandes avances para el año 2030: el objetivo 6 y 7, así como los que van del 11 al 15, ponen de manifiesto la imperiosa necesidad de proteger y rescatar nuestro medio ambiente. El ser humano lo ha ido manipulando a lo largo de su evolución hasta llegar un momento en el que podemos catalogarlo como crítico, pero con la esperanza de que no sea un punto de no retorno. Aun así, podemos decir que nos estamos jugando el bienestar humano y ambiental.

En Aragón, la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes) pone a disposición de la ciudadanía una herramienta para calcular nuestra incidencia en el medio ambiente, la llamada huella ecológica. Este es un indicador que mide el impacto que tiene la humanidad sobre los recursos existentes en los ecosistemas de la tierra. De esta manera, se pudo determinar que, por ejemplo, el 2 de agosto del 2017, la humanidad terminó oficialmente con todos los recursos que el planeta tenía para todo ese año, y empezamos a vivir en deuda ecológica. La web The World Counts nos ofrece cifras actualizadas al instante. Ahora bien, necesitar 1,6991 planetas Tierra para satisfacer nuestras demandas actuales de recursos naturales debe ser un dato que nos obligue a reflexionar sobre lo urgente de un cambio de estilo de vida.

La NASA está buscando candidatos para ir al planeta Marte. No sé si es adecuado ser voluntario para ese viaje, sin embargo, ¿No es preferible cuidar nuestro planeta para que no nos veamos obligados abandonarlo? ¿No son suficientes las evidencias de que el planeta está siendo afectado por nuestras acciones diarias?

El conocido aforismo de Gandhi, «sé tú el cambio que quieres ver en el mundo», podemos adaptarlo a «si quieres cambiar el mundo, empieza por tu propia casa», ya que las acciones individuales tienen un efecto inmediato, no se quedan en las buenas intenciones, nos hablan de hechos concretos y cotidianos. Así, empecemos por aquellas tareas que podemos realizar cada día: usemos el transporte público, reciclemos, apaguemos la luz, consumamos alimentos de temporada... E involucremos a nuestros conocidos y allegados. Con pequeños pasos, día a día podemos alcanzar grandes resultados.