Los actuales planes de estudio universitarios se basan en la adquisición de competencias profesionales, que a menudo dejan en segundo plano otras basadas en valores y actitudes, como es la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS).

Existen diferentes entidades que abogan por la necesidad de su implementación como competencia transversal, a través de diversos documentos como la Agenda 21, la Iniciativa de la Carta de la Tierra o el Libro Blanco de Educación Ambiental en España.

Todos ellos abogan por la necesidad de una reorientación de la educación hacia el desarrollo sostenible como tema interdisciplinario en la enseñanza a todos los niveles, enfatizando el último en el papel de la enseñanza universitaria, y criticando su metodología didáctica por no recibir esta competencia un tratamiento transversal e interdisciplinar.

Para conseguirlo recalcan la necesidad de implantar un proceso de enseñanza participativo e inclusivo, interdisciplinario, transversal y flexible, con espacios de reflexión y debate donde se puedan crear nuevas referencias éticas de respeto donde se interiorice la responsabilidad universal compartida. .

Un cambio global

Con la EDS se pretende generar en las personas conciencia de su capacidad para intervenir en la resolución de problemas y construir alternativas, considerando los aspectos socioculturales, económicos y ambientales, y comprendiendo la forma en que los diferentes campos se relacionan e interactúan mutuamente. Se debe ofrecer al estudiante la capacidad de desarrollar su profesión dentro de parámetros de sostenibilidad en todas las facetas de la vida, y no como un valor añadido.

Para alcanzar este reto es necesario un cambio global en la estructura de los títulos universitarios, mediante acciones integradas en todo el currículo, y no solamente a través de cursos de formación puntuales. A pesar de que estos cursos puedan llegar a ser valiosos como actividades específicas, no permiten a los estudiantes interiorizar de formación integrada el desarrollo sostenible mediante una visión holística.

El cambio más importante recae en los docentes, en la tarea de integrar el desarrollo sostenible en sus materias, no como un tema independiente, sino dentro de las propias competencias y objetivos de la mima, analizando los problemas socioeconómicos y medioambientales que dichas competencias pueden generar durante el ejercicio profesional, y modificando las mismas para solucionar dichos problemas.

Pero, para realizar tan ardua tarea, los docentes deberían contar con el apoyo de las universidades, a través de cursos de formación en desarrollo sostenible, de la generación de foros de debate que les ayuden en la adecuación y armonización de las materias al mismo marco interdisciplinario, así como la creación de un comité de seguimiento para su implantación, capaz de asesorar al docente.

Para reforzar la EDS, se considera positiva la inclusión de un curso preuniversitario sobre desarrollo sostenible con estudiantes de diferentes grados. En él se discutirían los diferentes puntos tecnológicos y socioeconómicos que afectan a dicho desarrollo, para que puedan visualizar la importancia del trabajo interdisciplinario y de su papel en la responsabilidad universal.