-¿Se notan ya los efectos del cambio climático en Bolivia?

-Bolivia es uno de los países que tiene mayores perspectivas de sufrir los efectos del cambio climático por dos razones. Una es su ubicación geográfica, en el trópico, y otra es por ser uno de los países con mayor diversidad climática del mundo, debido a las diferencias de altitud. Tenemos desde llanos que están a 400 metros de altitud, con clima tropical húmedo, pasando por valles interandinos, de 2.000 a 2.500 metros, la zona de cordillera, con picos de hasta 6.500 metros, y la zona del Altiplano, donde está la capital (La Paz), entre los 3.600 y los 4.200 metros.

-Y eso, ¿en qué se traduce?

-Tenemos un régimen hídrico delicado. La humedad que se genera en la zona tropical solía pasar la cordillera en unas épocas determinadas del año y llevar el agua hasta el Altiplano. Pero, últimamente, mucha de esa lluvia no llega a pasar la cordillera, debido a los cambios de temperatura de la atmósfera. Eso genera distintos problemas en las diferentes regiones climáticas. En la zona tropical seca, las sequías se están haciendo más recurrentes. En la zona tropical húmeda, el problema son las inundaciones, con consecuencias catastróficas para los cultivos y el ganado. Y en el Altiplano, de donde venimos, está habiendo un cambio en el régimen hídrico y las lluvias se están demorando dos meses. Una cantidad similar de lluvia se concentra en menos tiempo y provoca aludes e inundaciones. Este problema se presentaba con los fenómenos de El Niño o La Niña, pero ahora está pasando todos los años. En la época en la que se deberían plantar los cultivos no hay agua. Y las inundaciones también perjudican después las cosechas. Los sistemas productivos que se fueron desarrollando en la época de los incas y los aymaras están perdiendo sus vigencias. Ya no sirven los conocimientos sobre las fechas de las actividades agrícolas. Y algunos cultivos tradicionales ya no son viables. Usos centenarios se están perdiendo.

-¿Es este el motivo por el que la soberanía alimentaria del Altiplano, en la que ustedes trabajan, está en peligro?

-La soberanía implica el autoabastecimiento, y este ya no es posible. Pero otra razón principal es la gran emigración que se ha producido en las zonas rurales, donde se producen los alimentos. Los hombres adultos y los jóvenes se han marchado, solo quedan mujeres mayores, lo que repercute en la producción. El abandono del campo se suma al cambio climático. La demanda de las ciudades crece mientras la oferta de alimentos producidos en los campos bolivianos disminuye. Estamos teniendo que importar alimentos de otros países, como papas o tomates, algo que no había ocurrido nunca.

-¿Cómo trabajan desde el Cipca para hacer frente a este problema?

-Tenemos claro que todo se debe a las consecuencias de la actividad humana. Y aunque los países de bajo consumo, como Bolivia, no somos los grandes responsables del cambio climático, igualmente tenemos que trabajar en una producción más sostenible, y lo hacemos desde el enfoque de la agroecología y el desarrollo rural. Debemos usar los recursos de la manera más eficiente y más respetuosa posible con la naturaleza. A partir de pequeñas innovaciones conseguimos compensar las pérdidas de rendimiento. Por ejemplo, sustituyendo el abono químico por humus de lombriz. Es más ecológico y los agricultores lo pueden producir ellos mismos. También hacemos incidencia política para promover la agricultura tradicional y familiar. También trabajamos por la preservación de los recursos naturales, como los bosques tropicales.

-¿En qué les está ayudando colaborar con la oenegé CERAI?

-Hace ya 5 años que trabajamos juntos. CERAI nos fortalece el conocimiento técnico de algunas técnicas y procesos de producción agroecológica. Nos favorece tener un socio estratégico que sepa buscar en España fuentes de financiación adecuadas a nuestras líneas de trabajo. Nos ayuda mucho con la gestión administrativa. Y nos guía para encontrar nuevas líneas de trabajo y de cooperación norte-sur, como las relacionadas con el cambio climático.

-¿Se sirven de soluciones tradicionales para afrontar problemas nuevos?

-Los sitemas tradicionales, basados en la rotación de cultivos y el descanso de la tierra, eran más sostenibles, pero al aumentar la población ya no sirven. En cambio hay muchos conocimientos ancestrales que se pueden aplicar a los problemas actuales. Los calendarios que marcaban las labores agrícolas ya no son los más adecuados, pero sí los principios sobre los que fueron elaborados. Y algo no debemos perder es la fascinante biodiversidad que nos legaron nuestros antepasados. Solo en nuestra zona hay más de 200 variedades de papas. Muchos productos se han ido eliminando porque no cumplen los requerimientos del mercado. Pero algunos son más nutritivos y se adaptan mejor a la zona de donde son autóctonas. Son tesoros que hay que preservar.