-Lo primero que llama la atención es que el nombre de su asociación contiene la palabra ‘online’. ¿Por qué?

-Porque nos basamos en las redes sociales para la divulgación del proyecto y para contactar con posibles beneficiarios.

-¿Cómo nació la organización?

-Francisco Hernández fundó la Asociación Solidaria Online hace unos cuatro años, coincidiendo con el lanzamiento de su novela benéfica Ordeñando a Davar, que se distribuía en papelerías y tiendas. Con los beneficios que sacaba de las ventas de la novela empezó a financiar el reparto de meriendas a los niños del barrio de San Pablo (Zaragoza). A raíz de esto nos conocimos nosotros dos, pues yo era dueño de uno de esos establecimientos, y empecé a colaborar con él. Entonces, a mí se me ocurrió que podíamos ampliar el proyecto con la atención a familias.

-¿Pero siguen celebrando esas meriendas que supusieron el origen de la entidad?

-Sí, seguimos sin pausa, todos los sábados, a las 17.00 horas, repartiendo meriendas en la puerta de la iglesia de San Pablo. Antes lo hacíamos también en Tenerías, pero decidimos centralizarlo todo en San Pablo para facilitar la logística. Está abierto a todos los niños que quieran acudir.

-Otro de los barrios zaragozanos en los que la asociación está presente es el Actur, donde tienen abierto un rastrillo solidario. ¿Cómo funciona?

-Vendemos juguetes, complementos de hogar y productos de segunda mano, sobre todo ropa, cuentos y libros. El precio de los artículos, en vez de venir en euros, está en boletos. Cada boleto equivale a 2 euros. Y por cada uno gastado regalamos el equivalente en boletos para un sorteo que realizamos todos los meses de una cena, una sesión de relajación en un centro de yoga… Y un montón de cosas.

-Y todos estos regalos, ¿pueden ofrecerlos gracias a empresas colaboradoras?

-Menos la cena, que la pagamos nosotros, todos los demás regalos que sorteamos cada mes entre las personas que compran alguna cosa en el rastrillo proceden de donaciones de empresas que colaboran con el proyecto.

-¿También obtienen así los objetos que venden en el rastrillo?

-Estos suelen proceder de donaciones de particulares y de recogidas que hacemos en centros cívicos, colegios y centros de trabajo. Además, también hay alguna empresa que colabora donando productos. A todas ellas se les hace un certificado de desgravación anual y se le da difusión a su colaboración en las redes sociales.

-¿Para qué usan los beneficios que consiguen con las ventas del rastrillo?

-Lo que vamos obteniendo con las ventas que hacemos en el rastrillo lo dedicamos a la compra de productos para las familias a las que ayudamos. Estos sirven para complementar a las contribuciones que recibimos en especie de empresas y particulares, ya sean alimentos, ropa o productos de higiene. Con el dinero adquirimos aquello que escasea más en las donaciones, como por ejemplo pañales o aceite.

-¿A cuántas familias zaragozanas ayudan actualmente?

-Tenemos registradas unas 200 familias en Zaragoza.

-¿Y cómo contactan con ustedes?

-Lamentablemente, esta sociedad sigue relacionándose casi siempre por clases sociales. Suelen ser las propias familias a las que hemos echado una mano alguna vez las que ponen en contacto con nosotros a otras familias que también lo están pasando mal. Les dicen que podemos ayudarles con la alimentación, por ejemplo, y se va corriendo la voz. Y, otras veces, son conocidos nuestros quienes nos dicen que conocen a alguna familia que está atravesando un mal momento, y le ofrecemos nuestra colaboración.

-Su labor se centra en Zaragoza, pero también llevan su ayuda hasta lugares como Melilla. ¿Qué hacen allí?

-Hasta Melilla hemos hecho algún envío de ropa para menores sin techo. La mandamos gracias a la ayuda de la Fundación Seur, y la distribución se hace a través de una asociación local formada por periodistas. Esta misma asociación tiene contacto con una oenegé belga que trabaja en Marruecos, a través de la cual enviamos ropa para personas subsaharianas que están en una situación muy precaria en este país, esperando una oportunidad para cruzar hacia Europa. Además, también hemos hecho envíos de alimentos a otras partes de España.

-A parte de proporcionar alimentos y ropa, ¿facilitan también ustedes algún otro tipo de ayuda?

-Sí, repartimos peluches en residencias de ancianos. También distribuimos juguetes entre los niños del barrio de San Pablo, e hicimos un envío para una asociación de ganeses en Lorca (Murcia), que no tenían regalos para los niños en Navidad. Y ahora queremos gestionar y coordinar grupos de voluntarios con personas mayores que estén en una situación de soledad. La idea es que acudan a las residencias o a los domicilios con cierta frecuencia para darles conversación y hacerles compañía.

-¿La Asociación Solidaria Online cuenta ya con apoyo de voluntarios?

-Sí, solemos recurrir a ellos cuando hacemos recogidas de alimentos en supermercados. Cerca de medio centenar de personas han colaborado ya de manera puntual con nosotros. Cinco o seis acuden cada viernes para ayudarnos a preparar las meriendas de los sábados.

-¿Necesitan más personas voluntarias?

-Sí, vamos a necesitar más cuando pongamos en marcha el voluntariado con mayores. Y para los repartos de juguetes necesitaremos gente que nos ayude. Quien quiera dedicar algo de tiempo, en función de su disponibilidad, para campañas puntuales, puede contactar con nosotros en el correo electrónico contacto@solidariaonline.org.

-Su asociación no recibe ningún tipo de ayuda pública. ¿Cómo hacen para poder mantener su estructura?

-Hacemos virguerías con el dinero para cubrir todos los gastos. Además de los ingresos del rastrillo, funcionamos gracias a los socios que aportan una pequeña cuota cada mes y a donaciones particulares. Por ejemplo, el local donde tenemos el rastrillo nos lo presta su propietario, que lo tenía parado. Es también el dueño de una residencia para ancianos con pocos recursos, con la que colaboramos.