-¿Cuál es la misión de Mapiser?

-Surgió hace 20 años por iniciativa de la Fundación Picarral para dar salida a un grupo de chavales que en aquel momento lo tenía complicado para acceder al mercado laboral ordinario. Y hoy seguimos haciendo exactamente lo mismo, solo que hemos ampliado a otros colectivos de personas que requieren de nuevas oportunidades laborales, acompañadas de itinerarios de inserción, con el objetivo de que retornen al mercado de trabajo mediante la formación que nosotros les podamos aportar en su empleo.

-¿Desde qué valores trabaja Mapiser?

-En este mercado tan competitivo en el que nos vemos, todo tiene que estar basado en la excelencia en el trabajo. Solo que nosotros la compatibilizamos con el valor social de la cartera de trabajadores y trabajadoras con las que contamos.

-O sea, que el eje de Mapiser son las personas.

-Totalmente. El lema elegido para la celebración de este 20º aniversario es que tú eres la clave. Y es que si hay alguna pieza clave en la empresas de inserción, al menos así ocurre en Mapiser, son las personas que las componen.

-Hace 20 años, cuando nació Mapiser, el fenómeno de las empresas de inserción no era tan común como ahora. ¿Se puede decir que fueron ustedes unos pioneros?

-Quizás no tanto. Estas cosas ya se ponían en práctica en otros sitios, pero las empresas de inserción como tal ni tan siquiera existían en España. La legislación aragonesa que las reguló data de 1999. En Aragón sí que fuimos una comunidad pionera a la hora de poner en marcha una regulación. Fue así en gran medida porque ya existíamos entidades como la nuestra, que por entonces no sabíamos ni cómo llamarnos, si empresas de economía social, o promovidas por la fundación tal... Tratábamos de ponernos un apellido que nos distinguiese de una empresa ordinaria.

-¿Cómo ha evoluncionado Mapiser en estas dos décadas?

-Vimos que el proyecto inicial para un grupito de personas no era viable y que había que ampliar y diversificar los perfiles profesionales para sobrevivir. Trabajar con más colectivos nos ayudó a diversificar esos perfiles, con lo cual podíamos entrar en distintos sectores. Ello permitió poder diseñar unos trabajos más a medida. Y hemos podido capear la crisis al no tener todos los huevos en la misma cesta.