De todas las circunstancias que afectan a las personas con parálisis cerebral, el nexo común a todos ellos es el problema motor. «Pero hay una serie de circunstancias añadidas, que muchas veces son problemas sensoriales o cognitivos», explica Rafael Sánchez, tearapeuta ocupacional de la Fundación Aspace Zaragoza. La lesión cerebral es la misma desde el momento en que se produce, pero sus consecuencias van cambiando a la largo de la vida. «Muchas veces hay una evolución, pero no es fruto de la lesión, sino de las circunstancias».

Precisamente ahí radica la importancia del trabajo con las personas afectadas por la parálisis cerebral. «Cuando son niños, se intenta conseguir el máximo desarrollo posible en todos los aspectos», señala Sánchez. «Y, cuando son mayores, lo que queremos es mantener todo lo conseguido durante la etapa evolutiva y, posteriormente, sobre todo, mejorar su calidad de vida. Y ahí hay mucho margen».

En esa mejora de la calidad de vida intervienen muchos profesionales. En el caso de Aspace, son 90 trabajadores para 83 usuarios. Entre ellos están los fisioterapeutas, como Ana Rosa Escudero. «Con los adultos, lo fundamental es que no pierdan funciones. Ya no estás buscando tanto ganar en movilidad ni amplitud de movimientos, sino un mantenimiento y que puedan aprovechar todas aquellas capacidades que ya tienen para que les sean útiles en la vida diaria».

Otros profesionales son los educadores. A aquellos que mantienen más activas sus capacidades cognitivas se les ofrecen clases de adultos. Matemáticas, lengua, inglés o informática son algunas de sus asignaturas. Desde que existen ayudas tecnológicas adaptadas para facilitar el uso de ordenadores y tabletas a las personas con parálisis cerebral, «internet les ha abierto las puertas al mundo. Hay muchas cosas que ellos no pueden hacer, muchos sitios a los que no pueden ir, pero con internet pueden comunicarse con gente con la que antes no podían, ver cosas y hacer cosas que antes no podían, como llevar un blog, por ejemplo», explica la maestra Carolina López.

Como expone el educador Sergio Sesé, a quienes menos capacidad congnitiva mantienen «se les estimula más la parte multisensiorial para que ellos perciban y sientan su propio cuerpo. Jugamos con luces, aromas y todo tipo de estímulos para los sentidos». Incluso con música y con perros. El objetivo es mantener esas capacidades cognitivas.