-Reciclamos envases o papel pero, ¿es la sociedad española consciente de que la ropa es también un residuo?

-En España se generan entre 10 y 20 kilos de residuos textiles por habitante y año, según datos del Ministerio de Medio Ambiente. Esto supone un peso importante, sobre todo desde el punto de vista de la economía circular, en lo que respecta a su recuperación cuando la ropa llega a su ciclo final de vida, ya sea mediante su reutilización o su reciclaje.

-Y en esta cadena, ¿qué papel juegan A Todo Trapo y aRopa2?

-Una vez que el ciudadano deposita en nuestros contenedores cualquier tipo de textil, nosotros lo clasificamos. Por un lado separamos las piezas reutilizables, dándole una segunda vida a la ropa que está en buen estado a través de nuestras tiendas. Otros textiles los reciclamos, convirtiéndolos en otro producto. Por ejemplo, aRopa2 está transformando prendas o retales en trapo industrial de limpieza. Y en Cáritas, a través del proyecto ModaRE, también reciclamos, y hacemos cosas como relleno de sillones. Ahora estamos con un proyecto piloto para generar hilo con el que producir ropa nueva ecológica.

-A Todo Trapo y aRopa2 han presentado un proyecto conjunto. ¿En qué consiste?

-A Todo Trapo es la empresa de inserción de la Fundación por la Inclusión Social de Cártitas y aRopa2 pertenece a la cooperativa social Tiebel. Las dos entidades nos hemos vinculado en un proyecto para dar respuesta a la ciudad de Zaragoza en el caso de que el ayuntamiento decida poner contenedores para ropa en la vía pública. Entonces presentaríamos una oferta solvente, innovadora y de carácter social para gestionar ese residuo textil.

-¿Y saben si va a hacerlo?

-Nosotros presentamos nuestro proyecto a todos los grupos políticos hace ya dos años, pues un modelo de gestión social en este sector es muy apropiado para la inserción de personas en situación de exclusión. De aquellas conversaciones, y por las políticas que está llevando este Gobierno, entendimos que el ayuntamiento estaba trabajando para poner estos contenedores. Pero de momento es una cuestión pendiente y se está demorando mucho.

-Por el momento, ustedes ya cuentan con sus propios contenedores.

-Sí, tanto Cáritas como aRopa2 tienen contenedores en la ciudad de Zaragoza. Y A Todo Trapo los tiene distribuidos por toda la diócesis, y queremos poner más.

-¿Qué función social cumplen estas empresas de inserción?

-Son el puente entre la situación de exclusión que viven sus trabajadores y el mercado laboral. Las personas contratadas pasan a cobrar su nómina y a cotizar a la Seguridad Social, adquieren las habilidades propias de su puesto de trabajo y además les ofrecemos una formación complementaria para mejorar su perfil competencial y profesional. El tiempo que permanecen depende del proceso de inserción que se diseñe para cada uno de ellos, que suele estar entre seis meses y tres años. Después les acompañamos en la búsqueda de un empleo normalizado y otra persona entra en su lugar.

-Además de los beneficios sociales y medioambientales, ustedes también ofrecen a los ciudadanos la oportunidad de hacer un consumo responsable.

-Sí, aRopa2 a través de su tienda (calle Delicias, 54) y A Todo Trapo a través de la suya, llamada Latido Verde (calle Mariano Royo, 20). Estos establecimientos mantienen el objetivo de generar empleo social, ya que tenemos contratadas a personas que están en procesos de inserción. Siguen cumpliendo el objetivo medioambiental, ya que ofrecen una oportunidad de ejercer un consumo responsable a la ciudadanía. Y además están decoradas de tal manera que pretendemos romper el estigma que en España, y concretamente en Aragón, sigue teniendo la ropa de segunda mano. Queremos que la ciudadanía se acostumbre a comprar este tipo de prendas y las vea con buenos ojos, por eso son tiendas muy actuales y con la ropa muy bien presentada.

-Pero además, en el plano social, ¿qué otra contribución hacen estas tiendas?

-Las personas que están en una situación de necesidad social, bien sean atendidas en los centros municipales de servicios sociales, bien lo sean a través de Cáritas, son derivadas a estos establecimientos para cubrir sus necesidades de ropa de forma gratuita. Pero se dignifica la entrega porque las personas pueden elegir las prendas en función de sus gustos y su forma de vestir, como cualquier otro ciudadano, y pueden probárselas. Solo que en vez de pagar en efectivo o con tarjeta lo hacen con los bonos que se les entregan, de tal manera que nadie más que la cajera se entera de que están en una situación de necesidad. Compran su ropa como cualquier ciudadano, sin tener que exponer su situación y sin verse obligados a ponerse aquello que les han dado y que no ha podido elegir. Además, a través de estos proyectos hacemos una gran labor de sensibilización acerca del reciclado y el compromiso social.