Al menos 400.000 personas podrían estar en situación de hambruna el estado de Borno, en el noreste de Nigeria. Durante los últimos cuatro años, el conflicto con Boko Haram se ha recrudecido y se ha extendido hacia esta zona del país, traspasando las fronteras con Níger, Chad y Camerún. Más de 2,6 millones, de las cuales 1,5 millones son niños y niñas, han huido de sus hogares en busca de protección, y casi 11 millones precisan de ayuda urgentemente.

Las organizaciones humanitarias Oxfam (Oxfam Intermón en España) y el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés) advieten de que las vidas de las más de siete millones de personas que se enfrentan al hambre en Nigeria, Níger, Chad y Camerún podrían estar en peligro si no se incrementa de forma significativa la financiación de la respuesta humanitaria a esta crisis.

La semana pasada, las Naciones Unidas celebraron una cumbre en en Oslo (Noruega) para comprometer fondos para abordar la crisis que asola la región conocida como la cuenca del lago Chad. La ONU realizó un llamamiento económico de 1.420 millones de euros para cubrir las necesidades más urgentes en el 2017. Pero eso no garantiza que los gobiernos donantes vayan a responder. De hecho, tras el llamamiento del pasado año, solo consiguió recaudar el 52% de los fondos solicitados.

La situación humanitaria

Pauline Ballaman, responsable de las operaciones de Oxfam en la cuenca del lago Chad, señala: que «en algunas zonas del norte de Nigeria, el riesgo de hambruna es real. Tras años de conflicto, la situación de millones de personas es límite». Muchas han muerto ya al no poder cultivar ni comprar alimentos, y no haber recibido la ayuda «que tan desesperadamente necesitaban», destaca esta cooperante.

«La ayuda humanitaria ha contribuido a mejorar la situación de algunas personas, pero si no se proporcionan más fondos urgentemente y se procura acceso allí donde las personas no pueden recibir ayuda, el nivel de hambre y desnutrición podría agravarse aún más», advierte Ballaman.

Las fuerzas gubernamentales nigerianas han recuperado el control de territorios en manos de Boko Haram y se ha podido llegar a áreas hasta ahora inaccesibles, con grandes necesidades. Sin embargo, la seguridad continúa siendo frágil y los ataques violentos dificultan la labor de Oxfam y otras organizaciones que tratan de proporcionar ayuda a todas las personas que la precisan. Algunas áreas continúan siendo totalmente inaccesibles a las organizaciones humanitarias bien debido a las operaciones militares o porque aún están bajo el control de Boko Haram.

Mientras, el Gobierno ha anunciado su intención de cerrar para mayo todos los campos que acogen a personas desplazadas. Muchas de ellas están regresando a sus hogares a pesar de los combates que continúan. Otras han decidido refugiarse en ciudades cercanas, donde la ayuda o los servicios disponibles son escasos.

Mujeres, hombres, niñas y niños continúan siendo víctimas de graves abusos contra los derechos humanos, así como de amenazas, violencia sexual, secuestros, asesinatos, torturas, reclutamientos forzados, desapariciones y detenciones arbitrarias. En el noreste de Nigeria, cerca de una de cada tres mujeres ha experimentado violencia sexual.