Las devastadoras inundaciones causadas por las lluvias torrenciales en varias zonas de Kenia han provocado la destrucción de cultivos, sistemas de irrigación e infraestructuras sanitarias y de saneamiento, dejando a cientos de miles de personas sin hogar, con poco o ningún ingreso y una situación de seguridad alimentaria que se deteriora rápidamente. Estos sucesos han dejado al menos 260.000 desplazados y 150 muertos, incluidas más de 40 personas que murieron al estallar una represa en la región del Valle del Rift.