El diseño tributario en España combina tres síntomas que afectan a la reducción de la desigualdad: una brecha en la recaudación, un diseño tributario regresivo y una insuficiente intervención para poner freno a las fugas hacia paraísos fiscales.

En el último año, mientras la inversión total desde España al exterior ha crecido un 20%, la inversión hacia paraísos fiscales se ha multiplicado por cuatro. Por tanto, existe un claro desacople entre la inversión productiva y la utilización de los paraísos fiscales. Al mismo tiempo, un 54% de la inversión que entró en España en el año 2016 lo hizo utilizando alguno de los 15 paraísos fiscales más agresivos, aunque solo cuatro de ellos (islas Bermudas, islas Vírgenes Británicas, islas Caimán y Mauricio) están oficialmente en la lista española de paraísos fiscales que se ha ido vaciando peligrosamente en estos últimos años. No estar en la lista de oficial de paraísos fiscales del Ministerio de Hacienda permite a quienes hacen uso de estos agujeros no someterse al escrutinio más exigente de los mecanismos de control del fisco.

Para paliar esta situación, desde Oxfam Intermón proponemos dos medidas urgentes. La primera de ellas es una ley contra la evasión fiscal que permita combatir la opacidad de los sistemas fiscales y la impunidad de los grandes evasores, tanto en el ámbito doméstico como en el internacional. Además, se debe comprometer con un marco legislativo de mayor transparencia y una cooperación fiscal efectiva entre administraciones tributarias.

Para ello, esta ley deberá adoptar una definición sobre paraísos fiscales ambiciosa y vinculante y promover «zonas Libres de paraísos fiscales», mediante un mecanismo que impida contrataciones públicas a empresas que operen a través de paraísos fiscales, entre otras cuestiones.

La segunda medida es la reforma en profundidad del sistema fiscal internacional, que reequilibre también los intereses de los países desfavorecidos. Esta debería hacerse en el marco del G20 y del proceso BEPS liderado por la OCDE con criterios tributarios que pongan fin a las prácticas de ingeniería fiscal de las grandes empresas y se tribute realmente allí donde se genera el valor. Además, exige una nueva arquitectura fiscal internacional con la creación de un cuerpo intergubernamental que refuerce la cooperación internacional y la definición de un sistema en el que se reequilibren los criterios fiscales para todos los países.