Migrar es un derecho. Y, por lo tanto, los migrantes son también sujetos de derecho. Pero las condiciones en las que miles de personas se ven forzadas a realizar el tránsito entre su lugar de origen y el de destino, así como la acogida que les espera al final de su trayecto, han convertido ese derecho a circular libremente por el planeta en papel mojado, cuando no en un ejercicio de alto riesgo.

Migrar es un derecho es también el lema de la nueva campaña de sensibilización sobre migraciones y protección internacional que la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS), la Plataforma Ciudadana contra el Racismo y el Ayuntamiento de Zaragoza, a través de su Área de Derechos Sociales, están desarrollando en la capital aragonesa desde el pasado fin de semana.

«Veíamos absolutamente necesario lanzar una campaña para explicar la situación de esas personas», señaló el pasado viernes, durante la presentación de esta iniciativa, el presidente de la FAS, Ricardo Álvarez. Esta acción comunicativa «no trata solo de las personas refugiadas que vienen de un país concreto como Siria, sino del problema de las migraciones, que se viene dando ya desde hace años. Queremos visibilizar los conflictos olvidados que generan buena parte de esos desplazamientos y los motivos por los que la gente se ve obligada a salir de sus países», expuso.

Si hay algo en lo que las organizaciones que están detrás de esta campaña quieren poner el acento es en que «no solo la persona refugiada tiene unos derechos, sino que está reconocido el derecho de migración». Y en que «el hambre produce más muertes que las guerras», añadió Álvarez.

De barrio en barrio

Hasta el próximo 23 de diciembre, un bus cubierto de vinilos alusivos a la campaña Migrar es un derecho está recorriendo Zaragoza, distrito a distrito. Este llamativo escaparate pretende recordar y hacer reflexionar sobre los derechos de las personas migrantes mediante diferentes materiales gráficos, sean cuales sean los motivos de sus desplazamientos.

Al llamativo vehículo lo acompaña una exposición que, a lo largo de 12 paneles, presenta datos, testimonios e imágenes que ponen luz sobre diferentes aspectos de las migraciones actuales, sus causas, itinerarios, condiciones y acogidas.

La campaña de sensibilización contempla, además, diferentes acciones de comunicación en medios, así como una estrategia específica de presencia en redes sociales bajo el hashtag #EsUnDerecho. También está presente en 50 mupis urbanos, así como en una veintena de carteles en el paseo Independencia.

Tan importante presencia viene motivada porque Zaragoza, siguiendo la dinámica del resto del España, se convirtió a partir de los años 90 en una ciudad de destino para los flujos migratorios que llegaban a Europa. Al considerable aumento de la presencia de inmigrantes se suma actualmente la creciente llegada de personas demandantes de protección internacional.

Entre tanto, han seguido llegando muchas personas que huyen de graves situaciones estructurales como la pobreza extrema o el hambre. Buscan mejores condiciones de vida para ellos y sus familias y, para ello, simplemente ejercen su derecho a migrar.

En este contexto, para la FAS, la Plataforma Ciudadana contra el Racismo y el Ayuntamiento de Zaragoza «resulta importante abordar, desde la sensibilización, la cuestión migratoria y de protección internacional». Para ello, las tres instituciones apuestan «por la convivencia y el entendimiento entre el conjunto de la población presente en la ciudad y quienes llegan». Su intentción es «promover la ciudadanía y el sentido de pertenencia, buscando la complicidad del entorno y el territorio para reforzar el protagonismo social de las personas migrantes y refugiadas».

Para ello, mediante la campaña Migrar es un derecho y otra serie de acciones, tanto el Gobierno de Zaragoza como las dos agrupaciones ciudadanas tratan de difundir «un mensaje claro de garantía de derechos y libertades», contextualizando las causas de los procesos migratorios y de refugio, y definiendo conceptos e ideas tales como refugio, asilo, reubicación o reasentamiento.

El principal mensaje es el propio lema de la campaña, que migrar es un derecho. «No estamos hablando de solidaridad ni de empatía, sino de cumplimiento de la legalidad vigente -amparada en el Derecho Internacional- y de justicia», aclaró durante la presentación Julia Ortega, en representación de la Plataforma Ciudadana contra el Racismo.

Algunos de los paneles de la exposición remiten a determinados artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos -que el pasado sábado cumplía 69 años- donde queda protegido el derecho a migrar. «El artículo 13 determina que toda persona tiene derecho a la libre circulación, a abandonar su tierra y a cruzar las fronteras para migrar y establecer su residencia en otro país. Y en el artículo 14 se establece que, en caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país. Pedimos que se cumpla con legalidad que nos hemos dado a nosotros mismos», apuntó Ortega.

Por ello, la campaña insta a los ciudadanos «a provocar el cambio», indicó el presidente de la FAS, presionando a las autoridades a que cumplan con la citada legislación internacional. Y también reclamando «una cooperación para el desarrollo mucho más potente y efectiva». Aunque también en aquí apuestan por avanzar otro peldaño. El ideal sería «que no tuviera que existir esa cooperación. Lo que tiene que haber son unas leyes de relaciones internacionales que eviten unas desigualdades tan tremendas».