WILPF son las siglas en inglés de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, organización que nació en 1915, en medio de la Primera Guerra Mundial. Mientras los hombres de sus países se estaban matando, 1.300 mujeres de 12 países, beligerantes y neutrales, se reunieron en La Haya, en un congreso internacional para tratar de parar la guerra en curso y proponer las bases para el logro de una paz permanente.

Pensemos en la dificultad de viajar en tiempos de guerra. Desde Estados Unidos llegaron en un barco que estuvo a punto de ser torpedeado. En él iba la reformadora social Jane Addams, que presidió el congreso y que en 1931 recibiría el Nobel de la Paz. Llegar en tren no fue más fácil, lo que muestra la valentía extraordinaria que desplegaron estas mujeres. Eran sufragistas, que se conocían por estar organizadas internacionalmente para conseguir el voto. Y aunque no todas las sufragistas apoyaron el congreso, este se convirtió en un hito histórico.

No consiguieron parar la guerra en curso, pero sentaron las bases para regular los conflictos internacionales. Aprobaron 20 resoluciones que fueron llevadas por delegadas a los mandatarios beligerantes y neutrales, así como al Papa. Entre ellas, la necesidad de crear un organismo internacional en el que los países pudieran dirimir sus conflictos sin recurrir a la guerra, algo que aún no existía. El surgimiento de la Sociedad de Naciones (precedente de las Naciones Unidas) se alimentó de esta resolución. Por eso se las considera madres de la ONU y WILPF tiene estatus consultivo desde el principio.

Durante más de un siglo, esta tradición de feministas pacifistas ha defendido el desarme universal, la justicia social y los derechos humanos como condiciones necesarias para erradicar la guerra. El núcleo de su trabajo es incidir en la política internacional. Por eso sus oficinas centrales están en Nueva York y en Ginebra. Entre sus últimos logros está el conseguir (formando parte de la coalición ICAN, Nobel de la Paz 2017) que se firmara el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares, en el 2017. Apoya sin cesar la participación de las mujeres en las conversaciones de paz, trabaja contra la violencia de género, el armamentismo y el cambio climático. Las secciones nacionales proyectan los objetivos globales en los problemas cercanos y viceversa.

En España, hubo mujeres de la liga hasta que la Guerra Civil y el exilio posterior desbarataron los lazos internacionales. En el 2011, un grupo de mujeres de los centros de investigación para la paz solicitamos formar WILPF España, una sección que hoy cuenta con miembros en Zaragoza, Madrid, Barcelona, Valencia y Santiago de Compostela. Entre otras actividades, ha producido una exposición para dar a conocer la historia de la organización, monitoriza el comportamiento de nuestro país en materia de derechos humanos y gastos de armamento; y apoya la Resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad.