Los miembros de la caravana que durante el verano recorrió Colombia para denunciar la violencia enquistada, vivieron en sus propias carnes uno de los tristemente cotidianos episodios de terror. En el municipio de Montecristo del Sur del departamento de Bolívar, el pasado 17 de agosto, pocos días después de la visita oficial, irrumpió un grupo de 20 hombre armados y uniformados. Tres campesinos fueron torturados y asesinados sin que las autoridades se hayan pronunciado sobre el caso. Este no es más que uno de los casos que se producen casi a diario en el país, que vive con impotencia y miedo la dictadura de la violencia al servicio de intereses económicos.

En un informe publicado en su página web, la Red de Hermandad y Solidaridad con Colombia (www.redcolombia.org) denuncia "el silencio cómplice de las autoridades" ante unos hechos acaecidos en una zona de alta presencia de retroexcavadoras ante la mirada cómplice de las autoridades locales y regionales. Estos hechos han sido oportunamente denunciados por la comunidad y las organizaciones que les acompañan han venido agravándose. Se calcula que existen en la región aproximadamente 60 retroexcavadoras.

La organización también ha realizado alertas ante "la presencia, fortalecimiento y crecimiento acelerado de los grupos paramilitares en la región", situación que se ha observado principalmente en los municipios de Montecristo y Tiquisio, sin que las autoridades intervengan.