-¿Cuántos ‘niños de la llave’ hay?

-Es difícil establecer cuántos hay en España y su evolución pero, según un estudio de la Universidad de Comillas, en el 2009 había 350.000 menores de entre 6 y 14 años que pasaban las tardes de los días laborables solos. El año pasado, en Educo realizamos un informe en el que la cifra se estimaba en 580.000. Además, la última encuesta de condiciones de vida nos indica que el 34,4% de las familias no podrán ir de vacaciones, y que un 15% de las personas con trabajo forman parte del grupo de trabajadores pobres. Se trata de cifras que nos indican poca mejoría en las condiciones de vida de los niños de la llave.

-Este verano, Educo lanza la campaña ‘los otros niños de la llave’. ¿Qué diferencia hay con los niños de años anteriores?

-Cada vez hay más niños que pasan los días de verano solos en una habitación. Sus familias viven en habitaciones realquiladas de pisos compartidos porque no tienen recursos para alquilar una vivienda (por el aumento del precio del alquiler o por los sueldos bajos). Esto quiere decir que hacen toda su vida dentro de la habitación: comen, estudian, duermen en el mismo colchón con sus padres y hermanos… Muchas veces no salen de la habitación para no molestar al resto de inquilinos. Sus padres tienen miedo de que, si molestan, los echen del piso. En verano, la situación empeora. Los niños ya no van a la escuela y los padres no pueden cuidarlos porque trabajan todo el día. Es precisamente en verano cuando encuentran trabajo, normalmente sustituciones, y tienen dos o tres empleos. Sus sueldos tampoco les permiten contratar un canguro o apuntarlos a un centro en el que puedan hacer actividades de ocio. Por lo tanto, estos niños pasan el verano solos en un espacio pequeño y limitado.

-¿Qué implica para estos niños pasar así el verano?

-Para los niños de la llave, pasar el verano solos implica problemas de alimentación. Sus familias tienen pocos recursos para alimentarles de manera sana y saludable y, si están solos en casa, es más probable que se coman una bolsa de patatas que el plato de verduras que les ha dejado su madre. También sufren los riesgos de la calle. Tienen la llave de casa para entrar y salir a sus anchas, pueden estar en la calle con chicos y chicas mayores y eso puede conllevar el peligro de contraer hábitos no saludables, como pueden ser el consumo de drogas y alcohol. Tampoco se van de vacaciones (el 58% de las familias en riesgo de pobreza), pero es básico que estos niños y niñas puedan pasar un tiempo de ocio y calidad con sus familias para garantizar su bienestar, para no sentirse diferentes al resto de sus compañeros de clase. Y padecen aislamiento. Solos en casa, se pasan muchas horas viendo la televisión o jugando por internet sin supervisión. Pero los niños necesitan relacionarse, salir de su barrio, tener referentes positivos, tener un adulto a su lado cuando lo necesitan.

-¿Y ‘los otros niños de la llave’?

-Estas consecuencias se agravan. Su mundo y el de su familia se ve reducido a unos pocos metros cuadrados y esto provoca muchas tensiones a nivel emocional, miedos e inseguridades. Se encuentran en un entorno de desprotección total. Pese a estar acompañados de un adulto, este no tiene una relación directa con el niño (en muchos casos, son simples compañeros de piso, sin relación familiar). Por lo tanto, si se encuentran en algún problema no tienen a quién recurrir. Además están fuera de la supervisión de un adulto y esto puede provocar desde desórdenes de alimentación a conductas de ocio poco apropiadas para su edad.

-Las cifras de pobreza infantil van bajando, pero lentamente. ¿Cuál sería la solución para ‘los niños de la llave’?

-Valoramos positivamente la reciente creación por parte del Gobierno del Alto Comisionado para Luchar contra la Pobreza Infantil y las medidas urgentes presentadas el pasado viernes. Esta rápida reacción demuestra preocupación y voluntad por solucionar un problema que si no es resuelto tendrá repercusiones en nuestra futura sociedad. Celebramos la ampliación del presupuesto de 5 a 10 millones en actividades educativas y de alimentación destinadas a los niños y niñas en pobreza severa. Consideramos acertado que el primer paso del Alto Comisionado sea asegurar un espacio educativo y de alimentación durante el verano. Educo, desde hace 5 años, a través de su programa becas verano levanta la voz sobre la importancia de los campamentos en verano, cuando sabemos que 1 de cada 3 familias no pueden ir de vacaciones al menos una semana al año. Además, los niños y niñas más vulnerables que no participan en actividades de verano quedan excluidos de ese conjunto de experiencias y aprendizajes vitales que la infancia adquiere durante el verano. Este hecho nos lleva a una infancia con menos oportunidades y con mayor inequidad respecto a sus compañeros.

-Pero...

-Creemos que es un paso importante pero no suficiente. Se necesitan medidas a largo plazo que saquen a la infancia de la precariedad como una prestación universal de 1.200 € anuales por hijo o hija a cargo, políticas que garanticen el acceso a una vivienda asequible digna y adecuada, puestos de trabajos y salarios dignos, medidas de conciliación laboral y familiar, una ley contra la violencia de la infancia y políticas locales de infancia que incluyan actividades extraescolares durante los periodos no lectivos a costes muy bajos e incluso gratuitos.

-¿Qué hace Educo ante esta situación?

-A finales del 2013, en Educo pusimos en marcha un programa en los colegios para garantizar una beca comedor a los niños que más lo necesitan y que no acceden a una beca pública. De este modo les aseguramos al menos una comida completa y saludable al día y que estén cuidados y protegidos en un espacio como es la escuela. Cuando acaba el curso escolar, seguimos con el programa de becas comedor de verano con el apoyo de más de 60 entidades sociales con las que trabajamos. Estas entidades organizan actividades de ocio y campamentos urbanos durante el estío. Además de estas medidas de urgencia, durante el año llevamos a cabo campañas de movilización e incidencia política para trasladar nuestras peticiones al Gobierno. Actualmente tenemos una campaña que se llama #NoEsperemos22Más, donde reclamamos al Gobierno, además de la prestación universal de 1.200 € anuales por hijo a su cargo, que se revisen las políticas de trabajo y vivienda, ya que como hemos podido comprobar en nuestro informe afectan directamente a la infancia.