El escenario en la ruta migratoria del Mediterráneo central no da tregua y en la primera mitad del año desembarcaron en las costas italianas 85.183 inmigrantes, un 19,51% más que hace un año, cuando fueron 70.222, de acuerdo a las cifras oficiales del Gobierno actualizadas hoy.

Por ello, ante esta crisis migratoria que no amaina, Italia pidió este lunes a sus socios europeos acelerar la reubicación de solicitantes de asilo y elaborar normas para las oenegés que salvan vidas en el Mediterráneo, unas propuestas ya secundadas por Alemania y Francia.

Ante esta petición, la Comisión Europea (CE) respondió ayer que ayudará a Italia a elaborar un código de conducta para las oenegés que llevan a cabo operaciones de búsqueda y rescate de inmigrantes en el Mediterráneo central, como parte de un plan de acción para frenar las llegadas a través de esa ruta. Italia había reclamado a Bruselas un «código de conducta» para «coordinarse» con las organizaciones humanitarias, después de que estas fueran acusadas de animar a la inmigración con su presencia e, incluso, de colaborar con los traficantes.

Una tarea de todos

Esta y otras acciones, que implican también al resto de los estados miembros, serán debatidas en una reunión informal de ministros europeos de Interior que se celebrará mañana, jueves día 6 de julio, y el viernes próximos,en Tallín (Estonia).

Bruselas se comprometió además a reforzar la capacidad de las autoridades libias para gestionar la inmigración, apoyar la creación de un centro marítimo de rescate y coordinación en Libia y poner en marcha desde ayer mismo un nuevo ejercicio destinado a asentar de nuevo a refugiados desde Libia, Egipto, Nigeria, Etiopía y Sudán.

A los países les pidió que aceleren la acogida de demandantes de asilo desde Italia, que avancen hacia la reforma del sistema europeo de asilo común y que aporten más fondos al Fondo Fiduciario de Emergencia para África.

El vicepresidente primero de la CE, Frans Timmermans, dijo en rueda de prensa que «todos los países necesitan hacer su parte» y aseguró que Bruselas presionará a los estados en la reunión de ministros en Tallín para que «den muestras de solidaridad».

«Es un problema sin precedentes porque muchos de los que llegan no buscan protección internacional, sino solo una vida mejor», declaró Timmermans, quien añadió que «hay que llegar a un entendimiento con los países de origen para que retengan a los inmigrantes y a los de tránsito» para que ayuden a combatir a las mafias de traficantes.

«Necesitamos un enfoque completo. Y asegurarnos de que los que no tienen derecho al asilo regresan a sus países de origen», subrayó.

Timmermans agregó que el Ejecutivo comunitario está decidido a «encontrar fondos» para ayudar a Roma a crear las capacidades necesarias, así como para afrontar las fuentes de raíz, aumentar la capacidad de los guardacostas libios y mejorar la situación.

Por su parte, el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, manifestó en un comunicado que, pese al «enorme progreso» hecho en los últimos dos años y medio hacia una política europea de inmigración, la situación sigue siendo «urgente» y necesita que la UE acelere «su trabajo colectivo» en esta materia.