No me vengas diciendo, que aquí te pican los mosquitos, la experiencia a mí me dijo, que allí te joden peores bichos". Hablan de las diferencias del campo y de la ciudad y lo canta el grupo aragonés China Chana. Son unos versos que pueden servir como resumen del espíritu del EcoEncuentro que tuvo lugar el pasado fin de semana en Nuez de Ebro. Dentro de la Semana de Lucha contra los Transgénicos y hacia la soberanía alimentaria los organizadores celebraron una reunión repleta de actividades para debatir sobre un posible futuro sin transgénicos y más cercano a los procesos naturales de la naturaleza. "Si es posible una Francia sin transgénicos, una Suiza sin transgénicos o una Italia sin transgénicos, espero que no seamos tan tontos los aragoneses de creernos la estafa de los transgénicos. Evitarlos es posible porque se dice que 7 de cada 10 personas rechazamos los trasgénicos y, si no nos representan los que dicen hacerlo, tendremos que defender lo que es nuestro: lo común, la salud, la naturaleza y la soberanía alimentaria", asegura Nacho Escartín, de EcoNuez, el colectivo organizador del encuentro.

"Sentir el aire al respirar, volar altoy ver el mundo desde otro lugar"En esta semana de lucha y concienciación, que finaliza hoy con un mercado agroecológico en el barrio de Torrero (aunque todavía se dejará notar el día del libro) se han tratado en profundidad aspectos como la complicidad de las grandes empresas en la proliferación de este tipo de semillas y su peligro para la salud de la tierra. Algo que en Aragón no parece estar todavía demasiado asumido ya que somos los grandes productores de maíz Mon-810, prohibido en casi todo el mundo. "La multinacional Monsanto sigue forrándose en Aragón, ya que controla el mercado de las semillas de este maiz (patentado por ella), los pesticidas, etc. En todo el planeta están prohibiendo la entrada de transgénicos, mientras Aragón sigue apostando por ellos. De las 110.000 hectáreas de cultivos transgénicos en Europa, más o menos 40.000 están en Aragón. Más de un tercio. Nos estamos quedando solos y nos vamos a quedar sin mercado, porque en muchos países no quieren que entren estos alimentos peligrosos y tóxicos. No queremos transgénicos y no los vamos a consumir. Y, como la coexistencia con transgénicos es imposible, más allá del consumo no vamos a dejar que sigan contaminando", explica Escartín.

"Prefiero estar rodeada de hierba,que de monstruos con ruedas"Este encuentro de Nuez de Ebro también ha servido como reivindicación del sector primario a través de mesas redondas con los agricultores de la zona o el intercambio de semillas. "Se está acabando la extracción de petróleo. Ya hemos alcanzado su pico y no podemos hacer frente al creciente consumo de energía a nivel mundial. O aprendemos a vivir distinto y con menos, o es una ilusión charrar de la vida en el planeta. No será posible. Solo podemos evolucionar como sociedad hacia la recuperación de los saberes y experiencias que nos permiten vivir en armonía entre nosotros y con el medio ambiente. Para lo cual necesitamos organizarnos, claro, especialmente en el campo y en torno a la agroecología como salida a la crisis", indica.Uno de los temas que se debatieron en este ecoencuentro fue la necesidad de dar más difusión popular a propuestas como las redes de consumo ecológico y a la cooperativas responsables. Así, dicen que entre sus próximos retos está el de acercar herramientas útiles y sencillas para facilitar que se creen más grupos de consumo. "Y también queremos animar a agricultores y campesinas hacia su transición, más allá de las malas prácticas impuestas por la agroindustria, hacia una agricultura