-Un año más, ninguna gran Administración aragonesa alcanzó el 0,7% de su presupuesto en Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). ¿Cuál estuvo más cerca?

-De las grandes administraciones fue el Ayuntamiento de Zaragoza, con un 0,37%. Pero contando todas, incluyendo los municipios más de más de 3.000 habitantes, la administración aragonesa que más porcentaje de su presupuesto dedicó a AOD fue el Ayuntamiento de Jaca, con un 0,48%. Pero esto suele ser relativamente variable. Hay que recordar que estos datos se corresponden con el presupuesto ejecutado del año 2015.

-En términos absolutos, ¿cuál fue la administración que más dedicó a AOD?

-Quien más dedicó a AOD en términos absolutos volvió a ser, un año más, el Ayuntamiento de Zaragoza (2.791.687 €). Y eso a pesar de que tiene un presupuesto que es casi la décima parte del que dispone el Gobierno de Aragón (754 millones frente a 5.885 millones), que sin embargo se quedó por detrás en AOD (2.242.374 €).

-En general, las administraciones aragonesas en su conjunto, ¿se alejaron o se acercaron de esa meta del 0,7%?

-Casi todas, al menos las principales, disminuyeron su ayuda. Ocurrió con el Gobierno de Aragón, que pasó de un 0,05% a un 0,04%. Las diputaciones de Huesca y Teruel aumentaron algo; la de Zaragoza disminuyó, aunque tuvo un porcentaje alto (0,27%). Hay un desacoplo entre la magnitud del presupuesto y el volumen de la ayuda.

-Ante este estancamiento de la AOD, la FAS pide que al menos se llegue al 0,35% en el año 2019. ¿Por qué precisamente esa cantidad, y en esa fecha?

-Por fijarlo al menos en la mitad del 0,7% para el final de esta legislatura municipal y autonómica, que coincide en el año 2019 con la ejecución del plan director cuatrienal de la cooperación aragonesa (2016-2019). Pero otros organismos, como la CONGDE (la coordinadora estatal de oenegés de desarrollo), sí que solicitan llegar al 0,4%, y algunos partidos tienen este porcentaje en su programa.

-Con los datos que ya se conocen de los años 2016 y 2017, ¿se va a mantener la tendencia a la baja?

-Inicialmente, en el borrador que presentó el Gobierno de Aragón para el presupuesto del 2016, el porcentaje disminuía todavía más. Aunque, a través de enmiendas, se consiguió mantener el mismo nivel del año anterior. Este año, la DPZ sí que va a subir mucho, pues para el 2017 ha presupuestado un 0,6% para AOD.

-¿En qué año llegaron a alcanzar las administraciones aragonesas su máximo destinado a AOD?

-El Gobierno de Aragón, la Diputación de Huesca y el Ayuntamiento de Zaragoza alcanzaron su volumen máximo de aportación en el año 2010. Pero el porcentaje no siempre coincide con las cifras absolutas. Por ejemplo, la DPZ alcanzó su máximo porcentaje en el año 2006, con un 0,54%; pero, en términos absolutos, el mayor presupuesto que de dedicó la institución provincial a AOD fue en el año 2009.

-¿Por qué las administraciones han recortado especialmente las partidas de AOD?

-Es una cosa inexplicable, porque es una parte absolutamente mínima del presupuesto. Recortar en ayuda al desarrollo apenas supone un ahorro. Cuando se discute este tema, siempre surge el fantasma de que cómo vamos a dedicar dinero a cooperación internacional cuando aquí hay tantas necesidades. Pero es cuestión de tomar conciencia de que nuestra pobreza no tiene nada que ver con la pobreza de allá, que es nuestra crisis elevada al cubo, y permanente. Y es también cuestión de una concepción universal de la ciudadanía. Mientras no haya un reparto mundial de la riqueza, por lo menos, tendremos que contribuir de alguna manera a limar esas desigualdades tan tremendas.

-Como dice, con la crisis, hay quien aludía a las necesidades de aquí para justificar la caída de la AOD. Pero, ¿no será también que estos recortes no provocan la indignación que causan los de otras partidas?

-Entiendo que son dos caras de la misma moneda. Es la parte más débil, por ser la más lejana, y es más difícil generar las tomas de conciencia respecto de ella. Cuando ves cómo los recortes afectan al de al lado, los tienes mucho más presentes, como es lógico. Pero en la FAS creemos en un código de imagen, y tampoco es cuestión de bombardear cada día desde la televisión con las cosas que pasan por ahí. Si lo hiciéramos, la gente se daría cuenta de cuál es la situación real.

-Que los pobres ataquen al que es aún más débil parece una tendencia global al alza. Ahí están el Brexit, el auge de la extrema derecha en Europa o Donald Trump en la Casa Blanca. ¿Sigue teniendo la reclamación del 0,7% un respaldo social?

-Los Eurobarómetros parecen relativamente fiables, y dan unos amplios respaldos a la cooperación. Si le haces la pregunta a alguien que han echado de su piso, se ha quedado sin trabajo y tiene dificultades para dar de comer a los suyos, obviamente, qué te va a decir. La cuestión es cómo se puede repartir para que llegue a todos. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible atañen a todos los países; hay que acabar con la desigualdad, tanto en el norte como en el sur. Es cuestión de voluntad política.

-¿Pueden seguir las administraciones escudándose en la crisis para justificar los recortes en AOD?

-Ese argumento está ya sobrepasado. Ya lo han exprimido durante bastante tiempo. Además, se ha demostrado que, con menos presupuesto, se ha dedicado más a ayuda. Son cantidades tan pequeñas que no van a influir en el global. Es denigrante que las cantidades sean tan raquíticas.

-¿Qué compromisos pide la FAS a las administraciones?

-Somos conscientes de que la AOD no soluciona la desigualdad mundial. Ese problema tiene que ver con el orden social, político y económico global. Pedimos coherencia en las políticas para el desarrollo. Seguimos en la colonia: la riqueza del norte se alimenta de la pobreza del sur. Eso es lo que hay que solucionar, con una coherencia de políticas económicas, financieras, comerciales, agrícolas, pesqueras... Cualquier resolución de la Organización Mundial del Comercio (OMC) puede echar por tierra toda la cooperación. ¿Por qué insistimos entonces en ella? Porque, mientras no se llegue a ese equilibrio utópico, algo habrá que hacer. Este sistema capitalista genera desigualdades, y necesita correcciones.