Recuperado el crecimiento económico, mientras sube el PIB también aumentan la injusticia social, la pobreza, la inseguridad, el miedo y la insostenibilidad ambiental.El crecimiento no siempre es la solución. ¿Y si, en realidad, la obsesión por el crecimiento fuera el problema? El próximo 22 de mayo, la Cátedra de Cooperación para el Desarrollo de la Universidad de Zaragoza nos invitará a escuchar la acreditada voz de Serge Latouche en defensa del decrecimiento, una idea aún exótica pero que para muchos se está convirtiendo en una luz al final del túnel.

El decrecimiento combate la subordinación de las personas a los intereses mercantiles y propone la construcción de un modelo económico que armonice el bienestar social con las posibilidades biofísicas del planeta limitado en el que vivimos. Un modelo en el que, entre todas y todos, de manera participativa y democrática, podamos redistribuir la riqueza global hasta que el sur escape a las trampas de la pobreza y el norte encuentre el modo de vivir mejor con menos, respetando los límites del planeta y velando por la sostenibilidad de la vida.

La coherencia de políticas para un desarrollo sostenible e inclusivo requiere modificar los ordenamientos jurídicos nacionales e internacionales para que lleven hacia él. Lo que plasman las leyes es lo que surge del consenso social, y la historia demuestra que son posibles avances en contra de estamentos dominantes, pero eso siempre viene detrás de fuertes luchas de ideas y de acciones.

Ningún colectivo va a propugnar una lucha social para forzar el cambio en las relaciones internacionales. Pero sí hay muchos que han sido sensibles a las palabras de Julius Nyerere, que J. M. Leza suele recordar: «Guardaos vuestro dinero y empleadlo en explicar a vuestros conciudadanos por qué los míos viven así».

Más allá de proyectos de cooperación, es necesaria la sensibilización, la creación de una cultura del cosmopolitismo y la educación para el desarrollo y la ciudadanía global.

Es lo que la Universidad de Zaragoza lleva a cabo a través de su Cátedra de Cooperación para el Desarrollo desde hace diez años.