Quienes mejor conocen el desierto saben que la paciencia se ve recompensada. Desde el pasado 15 al 23 de diciembre se celebró en Tifariti, en los Territorios Liberados del Sahara Occidental, el XIII congreso del Frente Polisario, el movimiento de liberación que aglutina a la mayoría de saharauis frente a la ocupación, expolio y tortura infligidos por el reino de Marruecos desde hace casi 36 años, según indica en este reportaje Blanca Enfadaque, una de las representantes aragonesas que ha asistido a este encuentro.

A cuatrocientos kilómetros de Tinduf, bordeando el muro de la vergüenza, un muro cuyo mantenimiento cuesta a los marroquíes en torno a un 7% de su PIB anual, el pueblo saharaui ha hecho una demostración de capacidad organizativa en medio del desierto.

Alrededor de tres mil personas se han desplazado a este antiguo asentamiento, bombardeado durante la guerra y hoy reconstruido, para participar en estas jornadas de trabajo y reflexión, en las que se decide y planifica el destino del pueblo saharaui.

El congreso se celebra cada tres años y es la autoridad suprema del Frente Polisario donde se adoptan las grandes decisiones y posiciones en las esferas político-organizativas, en los campos militar, económico, diplomático y, contará con la participación de delegados elegidos por la base y miembros del gobierno.

Además de los 1.500 delegados, ha contado con la participación de los miembros del cuerpo diplomático, funcionarios locales, delegados saharauis de las regiones militares, representantes de organizaciones populares y estudiantiles, los presidentes de los consejos populares de cada daira (alcaldes) y delegados de la comunidad saharaui establecida en el extranjero. Una de las principales novedades ha sido la participación activa de representantes de los territorios ocupados (El Aaiún, Dajla, Smara-), que son las personas que más viven el acoso cotidiano y la violencia.

Pero este congreso, que se celebra cada tres años, ha estado muy marcado por la coyuntura internacional. El secuestro hace dos meses de dos cooperantes españolas y un italiano en Rabuni, en los campamentos de refugiados de Tinduf, significó un duro golpe para el Frente Polisario. Sin embargo, durante el congreso, su ministro de defensa Mohamed Bouhaly apuntó a que detrás del ataque en los campamentos "se escondía la mano de los servicios secretos marroquíes, con el único propósito de hacer ver que el Polisario es incapaz de garantizar la seguridad y el orden".

Pues bien, la seguridad ha sido la nota dominante en el congreso. Las delegaciones llegadas de todos los rincones del