Pilar (nombre supuesto) ha pasado los tres últimos años cumpliendo condena en el centro penitenciario de Zuera. Como es lógico, arde en deseos de recuperar por completo su libertad, aunque ya ve el mundo de otro color, «puesto que salgo bastantes horas al día, y solo tengo que acudir a dormir» al Centro de Inserción Social (CIS) de Zaragoza, que se levanta donde antaño estuvo la cárcel de Torrero.

Aunque Pilar ha dado un paso de gigante hacia la recuperación de su vida en sociedad, «creo que hasta que no esté trabajando no sentiré que realmente me he integrado», asegura. Una idea que corrobora Julián (que tampoco quiere dar su verdadero nombre). Él cumplió condena durante 7 años y medio, y confirma que encontrar un trabajo después de pasar por prisión «es fundamental, pero también muy difícil. A la salida, uno encuentra muchas puertas cerradas y se siente un tanto perdido». Pero ahora ya lleva un tiempo trabajando.

Afortunadamente para los dos, tanto Pilar como Julián tuvieron la suerte de que en su camino hacia la reinserción se cruzase el programa Reincorpora de la Obra Social la Caixa. Esta iniciativa facilitó itinerarios de inserción sociolaboral a 29 internos de centros penitenciarios y de inserción social de la provinicia de Zaragoza a lo largo del año 2016. La Fundación Apip-Acam es la entidad encargada de desarrollar el programa en este territorio.

Reincorpora ofrece a los internos la oportunidad de construir un futuro diferente y plenamente integrado en la sociedad a través de itinerarios personalizados. El marco general dentro del cual se desarrolla esta iniciativa es Incorpora, el programa de integración laboral de la Obra Social la Caixa, que está dirigido a parados de larga duración, inmigrantes, jóvenes con especiales dificultades para acceder al mundo laboral, personas con discapacidad y víctimas de violencia de género, entre otros colectivos, como este de los reclusos. Incorpora se desarrolla en todas las comunidades autónomas en colaboración con 364 entidades sociales.

Mercedes Barco, técnico de la Fundación Apip-Acam en Zaragoza, es la persona que ha guiado en sus procesos de reinserción tanto a Julián como a Pilar. Ella destaca la evolución que ha tenido el programa Reincorpora desde su nacimiento, en el año 2011. «El sistema clásico consistía en un itinerario redondo en el que se hacía un curso de formación para el empleo (de cocina, por ejemplo) diseñado para personas que salían de prisión en tercer grado o con libertad condicional», expone. «En paralelo, el técnico de Reincorpora acompañaba durante seis meses, trabajando las habilidades sociales y las herramientas para la búsqueda de empleo», añade.

Más adelante, señala Mercedes Barco, el programa se ha ido abriendo «a itinerarios normales de inserción, como los del programa Incorpora. Este recorrido dura un año. Se hace un diagnóstico de empleabilidad, se mira qué tipo de formación necesita… Y ya no se trata solamente de cursos cerrados que se convierten en guetos para personas en esa misma situación, sino que trabajamos con los puntos formativos del programa Incorpora -en Zaragoza, gestionados por fundaciones como Adunare, Rey Ardid u Ozanam-, que además tienen compromisos de contratación. Los usuarios de Reincorpora entran a competir en las mismas condiciones que el resto de las personas del programa Incorpora».

Cada recluso sale en libertad condicional o entra en tercer grado en función de la duración de su condena, y cuando así lo determinen las autoridades judiciales. Por ello, «es complicado acoplar los plazos y los tiempos» al comienzo de los cursos formativos del programa Incorpora. «Pero cada vez lo vamos consiguiendo más, y una de las formas de lograrlo es con el nuevo programa Prerreincorpora», explica la técnico de Apip-Acam.

«Este año, por primera vez y como experiencia piloto, he estado trabajando 12 semanas dentro del centro penitenciario de Zuera con Pilar». Como paso previo a su incorporación al CIS, la reclusa ha ido adquiriendo herramientas sociales y para la búsqueda de empleo. «Y también hemos hablado mucho sobre lo que se iba a encontrar cuando saliera, ya que su paso al CIS genera muchas expectativas, pero no dejan de estar privados de libertad, y puede haber un poco de frustración».

Ahora, Pilar ya está en el CIS, pero esas semanas previas de trabajo con Mercedes le han permitido progresar para entrar en un curso de formación que está haciendo ahora mismo para trabajar en una empresa de logística.

Pilar calcula que podrá empezar a trabajar el próximo mes de mayo. «Tengo muchas ganas. Y estoy muy agradecida a Reincorpora. Si no fuera por este programa, yo creo que no estaría todavía en el CIS. Me han ayudado mucho».

Según Mercedes, lo que más cuesta «después de un parón» como supone el pasar por la cárcel «es salir de la burbuja y volver a ponerse en marcha». Pero Julián opina que el programa «te lleva a ganar confianza en ti mismo, y también a ubicarte y a poner de nuevo los pies en la tierra. Y además, te ayudan económicamente. Quieras o no, los 150 euros -la beca que la Caixa concede a quienes pasan por Reincopora-, a mí me venían muy bien, ya que para buscar trabajo necesitas coger el bus, tener un teléfono operativo...».

«Y, si no tienes ni 5 euros para recargar el móvil, estás perdido», corrobora Pilar.

De hecho, según explica Mercedes Barco, «hay mucha gente en el CIS de Zaragoza que no se mueve de ahí porque no puede ni coger el autobús. ¡No se mueven porque no tienen nada!», recalca. «Eso supone más obstáculos todavía (para su inserción). Esa pequeña ayuda te lima algunas de esas barreras. Y luego, ya empezaremos a limar las otras», añade. La Caixa y la Fundación Apip-Acam han conseguido romper esas barreras para Julián y para Pilar.