El extesorero del PP Luis Bárcenas ha tratado de negar la mayor ante el tribunal del 'caso Gürtel'. Pero, tras asegurar que no ha tenido "absolutamente ninguna" relación con el empresario Francisco Correa, más allá de la que se tiene con un proveedor entre 1993 y 2003, periodo en el que realizaba casi en exclusiva los viajes y eventos del partido, sacó a relucir a Mariano Rajoy.

Según el acusado, fue el actual presidente del Gobierno quien decidió que el partido rompiera con Correa y sus empresas, después de que el presidente de Licuas y su yerno denunciaran ante él y el entonces tesorero del partido, Álvaro Lapuerta, que el principal imputado "se dedicaba a actividades ilícitas", en concreto, "a la intermediación utilizando el nombre del partido", para lo que decía que "todo el que quisiera hacer algo con el PP tenía que pasar por su despacho". Ese mismo día, ambos empresarios entregaron una donación de 60.000 euros al partido. Rajoy tomó medidas, pero no puso entonces en conocimiento de las autoridades judiciales la denuncia que había recibido.

"No sé cómo decirlo para que no se sienta molesto", pero la ruptura con Correa llegó "por lo bien que le iba y el creerse tan importante, que como estaba tanto en el partido, creía que el partido era suyo", aseguró el extesorero, hablando tan deprisa que a veces costaba trabajo seguirlo.

Burlándose de la explicación que en su día dio su compañero de banquillo de por qué había sido apartado del PP, cuya razón cambió "en una noche, entre sueño y sueño", Bárcenas insistió en que, tras dar la orden de romper con sus empresas, Rajoy lamentó haberlo hecho por el aprecio que sentía con el número dos de la trama, Pablo Crespo, que incluso había sido recomendado por Manuel Fraga cuando abandonó la política gallega.

Una vez que recibe "la instrucción de que Correa no vuelva a entrar en el partido", se comunica "a todas las sedes del partido que por indicación del presidente está prohibido contratar" a sus empresas. Entonces el entonces presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, llama a Lapuerta para decirle que "él no trabaja con Special Events, sino con Orange Market, con un genio que se llama Álvaro Pérez y que va a seguir trabajando con él". Bárcenas añade que Ángel Acebes, entonces secretario general del partido, autorizó que esa empresa de Correa haciera una parte del congreso del PP de Valencia, en el que se designa a Rajoy como candidato a la presidencia del Gobierno.

Previamente, en la campaña electoral de las generales de 2003, explicó que se decidió que la llevara Rialgreen, una de las empresas de Correa, en una reunión en la que también está presente Acebes y en la que el empresario defiende las sinergias y ahorros que suponen que la misma sociedad se ocupe de los actos y la publicidad.

EL PALCO DEL BERNABÉU Y LA CAJA B

Y aclarado ese extremo, Bárcenas intentó justificar la caja B del partido, llamándola "contabilidad extracontable", defender la honorabilidad de Lapuerta y asegurar que ante todas las donaciones se indicaba a los empresarios que las realizaban que no eran "carácter finalista", es decir, que no tenían relación con adjudicaciones de contratos.

"Todos los empresarios, a todos los partidos políticos, les quieren echar una mano", aseguró Bárcenas. "Lapuerta, una persona perfectamente honesta, les decía que les agradecía el donativo pero que no era finalista", aunque a continuación admitió que servían para "abrir puertas". "Algo inocuo -añadió-. No condicionado a nada. Les decía, no tengo el menor interés, pero quiero que recibas a esa persona. Que te tomes un café y me dejes bien".

Según Bárcenas, cuando "Correa cuando habla de OHL o ACS, no concreta nada". "Me hubiera gustado que dijera la obra concreta que se le ha adjudicado a esas empresas, y eso me permitiría defenderme de una acusación infundada", pero a continuación añadió que conociendo "el nivel de interlocución que tienen los presidentes de ambas empresas con el partido al máximo nivel, en el palco del Bernabéu, pensar que iban a utilizar al gerente del partido es una auténtica broma; no se lo cree nadie", ironizó.

Tampoco mencionó los sobresueldos a miembros del partido, pero en un momento dado dijo Lapuerta visaba los pagos e ingresos por su "ánimo por controlar todo". La mayoría de las entregas las hacía el propio tesorero, pero admitió haberse ocupado de los "pagos mensuales", en los que se sabía qué persona debían recibirlos. "Es en ABC, lo que está apuntado ahí, y las cosas excepcionales las visaba el secretario general", agrego.

TERRORISMO DE ETA

Además, añadió una nueva explicación para justificar las donaciones al PP: la protección de los cargos del partido en el País Vasco tras el asesinto de Gregorio Ordóñez. Ahí comenzó la "generosidad" del constructor Alfonso García Pozuelo, que admitió ante el tribunal que parte de lo que entregaba al partido "iba a órganos centrales". Bárcenas dijo este lunes que no sabía a qué se refería, pero aprovechó la oportunidad para negar la ilegalidad de lo recibido por el PP y que en algún momento se hubiese quedado con algo.

En cuanto a las anotaciones con las donaciones recibidas, respecto a las que a la vuelta del receso no quiso decir nada más sobre los empresarios que las realizaban, aseguró que era responsabilidad del tesorero Lapuerta. "Su responsabilidad era sobre los fondos no oficiales del partido y, mucha más sobre los extraoficiales", dijo Bárcenas, que añadió que él no podía hacer nada, porque todo lo controlaba Lapuerta y ambos se controlaban mutuamente en ese aspecto.

NO ESTUVO EN SPINAKER

Bárcenas aseguró que su actividad fue siempre legal. En banca y en distintas empresas, pero sobre todo en Alianza Popular, donde fue gerente entre 1982 y 1986-7. "Volví a incorporarme al PP en 1989, hasta 2009, donde dejo tesorería del partido, si es eso lo que debo decir… Tengo una relación laboral y estoy cobrando del PP hasta enero de 2013", aseguró el acusado, que señaló que todas sus retribuciones se ingresaban en sus cuentas.

A partir de 2001 se acostumbró a tener dinero en efectivo en casa para realizar operaciones de compraventa de arte con rapidez y aseguró que su esposa, Rosalía Iglesias, se dedicaba a la restauración de muebles. Gracias a ese dinero se ofreció a realizar la compra de acciones de Libertad Digital, que le pidió Lapuerta, aunque finalmente la pagó el partido.

Por supuesto, nunca cobró comisiones de Correa, ni tuvo participación en Spinaker, de la que dijo que si fueran ciertos los porcentajes que, según Anticorrupción se repartía con los también acusados Jesús Merino y Jesús Sepúlveda, el empresario habría hecho muy mal negocio.