Durante el proceso de preparación del atentado del 17-A, los terroristas de la célula de Ripoll realizaron cientos de búsquedas de métodos mortíferos para cometer una matanza. Aunque acabaron decidiéndose por usar el explosivo casero TAPT (triperóxido de triacetona, peroxiacetona) más conocido como la madre de Satán, el imán Abdelbaky Es Satty y los otros miembros del comando yihadista exploraron en internet la manera de conseguir nitroglicerina y goma 2 e incluso estuvieron buscando la manera de llevar a cabo un ataque con cianuro.

Además del método, los miembros de la célula buscaron qué objetivos podían atacar. Así, en sus ordenadores y teléfonos se han localizado búsquedas de emplazamientos turísticos. A los investigadores que escudriñan los pasos que dieron antes del atropellamiento masivo de la Rambla, les ha llamado particularmente la atención su fijación con búsquedas de discotecas de Barcelona y de la costa. Sospechan que se habían planteado atentar allí.

UN PLAN INÉDITO Y COMPLICADO

Según han declarado a este diario fuentes cercanas a las pesquisas, los investigadores de los atentados han encontrado esas búsquedas al inspeccionar el historial de los ordenadores y teléfonos móviles de los miembros de la célula. Tanto el TAPT, como la goma 2 y la nitroglicerina son productos explosivos, susceptibles por tanto de emplearse en un atentado con bomba. Las sorpresa se apoderó de los policías cuando localizaron las búsquedas de cianuro, ya que por primera vez se pone sobre la mesa la posibilidad de que los terroristas se plantearan algún tipo de atentado con envenenamiento masivo. No obstante, todo indica que, por la complejidad de un ataque de ese tipo, ese proyecto se descartó.

Los investigadores creen que fue el imán el que finalmente les indicó que optaran por el explosivo casero TATP y que fue él quien les entregó los manuales para fabricarlo. No obstante, el imán apenas participó en la fabricación de esos explosivos. De hecho, apenas se tiene constancia de su presencia en Alcanar (Montsià) antes de que, ya en las fases finales de la fabricación, el explosivo estallara accidentalmente. Ese día el imán sí estaba allí, junto a Youssef Aalla, otro miembro de la célula. La explosión les mató a ambos.

La deflagración desintegró los cuerpos de Es Satty y de Aalla. Encontraron partes de ambos, pero la identificación del imán solo fue posible gracias a los análisis de ADN. Mohamed Houli Chemlal, el único superviviente, salvó su vida porque una pared, que le cayó encima, le protegió.

Fueron los otros miembros de la célula, algunos de los cuales tenía conocimientos básicos de química, quienes lograron fabricar el explosivo, llegando a producir casi 250 kilos, una enorme cantidad nunca antes empleada en un ataque en Europa. Basta con comparar esa desmesurada cantidad de TAPT con la empleada en otros atentados. Así, las maletas bomba empleadas en los atentados de Bruselas pesaban entre 15 y 30 kilos y los cinturones explosivos que llevaban los autores de los atentados de París contaban cada uno con 450 gramos de TATP. En los atentados de Londres del 2005, cada mochila bomba llevaba 4,5 kilos de ese explosivo.