Había adelantado su entorno que el considerado cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, no pensaba participar de forma activa en la comisión de investigación sobre la financiación del PP del Congreso. Pero a Correa eso de la contención no parece que se le dé demasiado bien. Responder, respondió por videoconferencia y desde la prisión de Valdemoro, y lo hizo con altanería o tono socarrón en varias ocasiones. No ofreció mucha novedad respecto a las declaraciones que ya ha ido efectuando en sedes judiciales -se limitió a ratificar su versión- pero ofreció juego a sus señorías e, incluso, les ofreció unos bises para el futuro. «Cuando todo esto acabe no tendré ningún incoveniente en estar 28 horas diarias, me dan dos coca-colas zero y estoy 28 horas», llegó a decir Correa.

Entrando ya en materia, Correa señaló a Mariano Rajoy como el cargo del PP que desde la dirección del partido «daba el OK» a todos los gastos de campaña de los populares en toda España. El dato no es menor si se tiene en cuenta que hay exdirigentes de ese partido que, como Ricardo Costa, apuntan a una contabilidad en b para hacer frente a gastos electorales por encima de límites legales. Asimismo, sugirió que podrían no estar siendo investigados todos los posibles implicados en la red de corrupción, dejando a la imaginación de los parlamentarios el hacer una potencial lista de nombres. «¿Me pregunta si no están todos los que son?», le contestó al diputado de Cs Toni Cantó. «Puede ser», agregó, matizando que es la Fiscalía la que decide a quién se investiga.

Sí dijo que lo que se ha dado en los últimos años es más una «trama PP» que una «trama Correa» y apuntó como «posible» que esa posible financiación irregular de los conservadores continuara más allá del 2004, cuando el partido cortó sus relaciones comerciales con él y sus empresas.

El que se considera jefe de la trama Gürtel, tras un primer rifirrafe algo más tenso con la portavoz del PSOE, Artemi Rallo, se fue relajando y ofreciendo datos. Recordó que Rajoy fue secretario general del PP entre septiembre de 2003 y octubre de 2004 -era José María Aznar aún el presidente- y aseguró que aunque lo vio en algunas ocasiones por la sede central de los populares, apenas trató con él. No tenían una «relación de amistad», aclaró.

Sí admitió su cercanía con el que fuera por aquellos años secretario de Organización, Jesús Sepúlveda -entonces marido de la exministra Ana Mato- con quien tuvo una «actividad profesional muy estrecha». Confirmó que le regaló un Jaguar (puntualizando que él a cambio le dio otro vehículo) antes de que fuera alcalde de Pozuelo (Madrid) y con la intención, según la versión ofrecida, de que le siguiera haciendo encargos profesionales.

Correa repitió que pasaba más tiempo en la calle Génova que en su despacho y que, por tanto, veía por allí a «secretarios generales y presidentes» del partido y a otros cargos como al entonces tesorero Luis Bárcenas; al diputado Juan Carlos Vera, miembro del equipo electoral; al ahora presidente del Senado, Pío García Escudero y al que fuera portavoz del primer Gobierno de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez. «No recuerdo ninguno más, pero era la sede del partido», aseveró.