Los 10 diputados de la CUP propiciaron el retraso de una hora en el comienzo del pleno. Cuando el resto de parlamentarios ya estaban en el hemiciclo y contenían la respiración, los escaños 'cupaires' permanecieron vacíos unos minutos más. Y en cuanto Carles Puigdemont finiquitó su 'declaración interruptus' de la independencia, ninguno de los representantes del grupo anticapitalista le brindó el aplauso. Era de prever que Anna Gabriel no saldría a la palestra precisamente alborozada.

Sin embargo, la diputada cupera fue mucho menos beligerante de lo que podía esperarse. Admitió la decepción de su formación con el discurso del presidente de la Generalitat, pero se limitó a afirmar que la CUP mantiene la "lucha" para hacer efectiva cuanto antes la declaración de independencia. "Creíamos que hoy tocaba proclamar solemnemente la república catalana. Quizá hemos perdido una ocasión, pero no pensamos renunciar. Iniciamos una nueva etapa de lucha porque no podemos suspender los efectos de dos millones de votos a favor de la república".

La organización que allanó la investidura de Puigdemont y le salvó una moción de confianza y unos presupuestos dio una nueva tregua al Govern con la esperanza de que el diálogo y la mediación a la que se encomendó el 'president' fracasen como siempre. "¿Negociación y mediación con quién? ¿Con un Estado que nos persigue y alienta a la extrema derecha? Nos encantaría hablar de diálogo y mediación con el Estado, pero hemos de romper el candado de 1978", advirtió Gabriel, quien subrayó que los diputados de la CUP nunca aceptarán "someterse" a la voluntad del Estado.