La más que probable intencionalidad por parte del copiloto en el siniestro aéreo ha dejado a Alemania en estado de shock , que desde ayer no deja de repetirse la misma pregunta: «¿Por qué?». La respuesta podría llegar de la mano de la información que se va conociendo a cuentagotas sobre el copiloto de Germanwings, Andreas Lubitz, ciudadano alemán de 27 años nacido en Montabaur y no fichado ni por asuntos penales ni vinculados a extremismos.

Lubtitz, con una experiencia de 630 horas de vuelo, se había formado como piloto en la escuela de Lufthansa, la empresa madre de Germanwings, y había comenzado a trabajar en la aerolínea en el 2013. Hace seis años, había interrumpido su formación como piloto durante algunos meses. El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, que ofreció esta información, no quiso revelar los motivos, alegando«discreción profesional». Aún así, quiso recalcar que estas interrupciones no son excepcionales en los procesos de formación de los pilotos. Y en todo caso, Lubitz tuvo que superar nuevamente pruebas de aptitud antes de reincorporarse por segunda vez en el 2010. Oficialmente titulado, no accedió directamente a un puesto como piloto sino que trabajó durante 11 meses como auxiliar de vuelo.

ESTRÉS Y DEPRESIÓN

Spohr fue contundente al asegurar que Lubitz «estaba 100% preparado para ser piloto». Aún así, además del parón de meses en su formación, otros indicios apuntan a algún tipo de problema psíquico por el que se pudiera haber recibido tratamiento. Según el periódico 'Frankfurter Allgemeine', Lubitz se sinceró con una amiga años atrás, a quién habló de estrés y depresión. Esta misma compañera le habría visto por última vez antes de las últimas fiestas navideñas, sin que nada le hubiera parecido anormal en el comportamiento de Lubitz. Otros amigos de Lubitz afirmaron que una persona abierta, con un amplio círculo social. Por contra, algunos vecinos de Montabaur confirmaron el tratamiento por depresión.

A requerimiento de la justicia francesa y en coordinación con la fiscalía de Dusseldorf, la policía alemana registraba ayer la casa familiar en Montabaur, como el piso propio de Lubitz en Dusseldorf. Según la fiscalía, el interés se centra en los documentos personales del copiloto, que eventualmente pudieran explicar su decisión a bordo del avión siniestrado.

Varios compañeros del club aéreo de Montabaur del que era miembro, le describían muy amable» y «divertido». Estos mismos compañeros colgaron el miércoles una esquela en la web del club: «Cumplió su sueño de volar, sueño que ahora ha pagado con su vida». Ayer, la web del club estaba bloqueada.