Los equipos de Susana Díaz y Pedro Sánchez se han tomado este jueves la recogida de avales como una primera vuelta de las primarias socialistas, que culminarán con la votación de los militantes el próximo 21 de mayo. El plazo para entregar las firmas de los militantes ha acabado este jueves al mediodía (se necesitan 9.368 firmas, el 5% de un censo formado por 187.949 afiliados, para ser candidato oficial) y ambos candidatos han exhibido su fortaleza orgánica. La presidenta andaluza ha aportado unos 63.500 avales. El exlíder socialista, 57.369. Patxi López se ha quedado muy lejos: 12.000.

Las cifras son por el momento oficiosas. Han sido aportadas por los equipos de los aspirantes y falta el recuento definitivo por parte de la dirección socialistas. En ocasiones anteriores las cifras han bajado levemente al haber militantes que firmaban a favor de más de una candidatura. En todo caso, si el número final es similar, implicaría que en torno al 70% de la militancia del PSOE ha avalado a uno de los tres candidatos. No hay precedentes de un comportamiento así entre las bases, que prefigura una alta participación en las elecciones internas.

Ha sido Sánchez, que apenas cuenta con aparatos relevantes que alienten sus posibilidades, quien ha dado la sorpresa. Los colaboradores de Díaz confiaban en doblarle en avales, pero el exsecretario general ha vuelto a mostrar su tirón entre la militancia. La presidenta de Andalucía quería dar un golpe psicológico con la recogida de firmas. Trasladar la impresión de que cuenta con más apoyos que nadie y su triunfo, por lo tanto, es inevitable. Sus colaboradores situaban en días anteriores el listón a conseguir en las más de 40.000 rúbricas que logró Sánchez hace tres años, pero algunos incluso elevaban la cifra a 50.000. Al final, han ido más allá, hasta conseguir el aval de un tercio de la militancia socialista. El número total, han resaltado sus colaboradores, es superior al número de votos que logró Sánchez en el 2014: 62.582 avales frente a 62.477 votos.

La comparación era muy gráfica, pero poco después han llegado los colaboradores de Sánchez y han aportado una cifra muy similar. Todo está abierto en estas primarias.

Díaz y los suyos, en todo caso, consideran que quien gana en avales gana en votos; la experiencia de procesos anteriores en el partido les da la razón. En el 2014, Sánchez, un diputado casi desconocido que tenía detrás a los principales líderes territoriales, incluida la propia Díaz, reunió 41.338 avales, frente a los 25.238 deEduardo Madina y los 9.912 de José Antonio Pérez Tapias. Y después ganó las primarias con amplitud: obtuvo el 49% de los votos, 13 puntos más que el diputado vasco, que ahora, dentro del continuo cruce de lealtades que vive el PSOE en los últimos tiempos, es uno de los más significados valedores de la presidenta de Andalucía.

LO PÚBLICO Y LO PRIVADO

López, por último, ha logrado pasar el corte por muy poco. El dirigente vasco, el único de los tres contendientes que cuenta con unescaño en el Congreso de los Diputados, es el tercero en discordia en una contienda muy polarizada entre Díaz y Sánchez, cuya relación es ahora inexistente. Aun así, los colaboradores de López luchan contra el pesimismo e insisten en que su propuesta, basada en la necesidad de volver a “unir” al PSOE tras las múltiples batallas de los últimos tiempos, se acabará imponiendo.

A juicio de esta candidatura, la recogida de avales no aporta grandes luces sobre el desenlace. "La estrategia de esta campaña no pasa por una confrontación de avales. Esto no es ni siquiera una meta volante. Esto es la parrilla de salida. Hoy empieza todo", ha dicho el jefe de campaña del exlendakari, Óscar López, exsecretario de Organización.

Avalar es un acto público, por lo que muchos militantes de las federaciones más numerosas, cuyos líderes apoyan a Díaz, pueden sentirse obligados a firmar a favor de la presidenta de Andalucía, que defiende la abstención ante el PP. Sin embargo, el voto es secreto, subrayan en los equipos de Sánchyez y López, y aquí las bases expresarán sin temor a hipotéticas represalias su malestar con la polémica decisión de permitir la continuidad de Mariano Rajoy en la Moncloa.

la continuidad de Mariano Rajoy en la Moncloa.