El hallazgo de una base logística de ETA en la localidad portuguesa de Obidos, a 125 kilómetros al norte de Lisboa, ha acabado propiciando el mayor golpe policial contra el almacén de explosivos de la banda de los últimos 10 años. Si bien las primeras informaciones cuantificaron el viernes en media tonelada la cantidad de explosivos hallados en la casa, el Ministerio del Interior elevó ayer a casi 1.500 kilos el explosivo incautado en la operación. Solo en una ocasión se ha logrado aprehender una cantidad mayor. Fue en septiembre de 1999, cuando la policía portuguesa recuperó 2.500 kilos de dinamita que habían sido robados dos días antes en Plevin.

En el registro de la casa de Obidos fueron hallados, además, varios planos de Madrid, Cádiz y de la localidad de San Fernando, así como varios ordenadores y material que está siendo analizado, y que ha permitido identificar a Andoni Cengotitabengoa Fernández y a Oier Gómez Mielgo como los presuntos etarras que la ocupaban y que se encuentran huidos. En cuanto al explosivo incautado, se trata de 1.330 kilogramos de nitrato amónico --sustancia empleada por los terroristas para la elaboración de amonal-- distribuidos en doce bidones y cuatro sacos, 75 kilogramos de nitrato potásico en tres sacos, 40 litros de ácido sulfúrico, pentrita, polvo de aluminio y nitrometano. La policía francesa hizo explotar ayer de forma controlada la mayor parte del material.

GOLPES AMBICIOSOS La operación desarrollada en Portugal, que ha ratificado la teoría de que los etarras han logrado implantarse en el país vecino, es independiente de la que ha llevado a cabo la Ertzaintza en las últimas dos semanas. La información aportada sobre este último caso por las fuerzas de seguridad ha puesto al descubierto la delicada situación en la que se halla el llamado aparato militar de la organización, obligado a recurrir a jóvenes sin apenas formación cuya inexperiencia les lleva a cometer errores de bulto, como reivindicar un atentado desde el propio teléfono móvil o mantener abierta una cuenta en Facebook.

Pese a su bisoñez, los activistas arrestados en los últimos días en Ondarroa (Vizcaya) y Jaca habían recibido órdenes para perpetrar golpes de complejidad y ambición notables, como atentar contra aeropuertos, oleoductos y polígonos industriales.

Dos de los nueve detenidos en la operación, Igor Martín Niño --capturado en Jaca-- y Asier Badiola, formaron en el verano del 2005 el comando Kresala junto a Aitzol Etxaburu, detenido en agosto del 2009 y considerado uno de los responsables de la logística de ETA. Los tres fueron instruidos en Francia por el entonces jefe militar de la banda, Aitzol Iriondo, arrestado en diciembre del 2008.

Poco después, el comando realizó su primera acción: un atentado con coche bomba contra el polígono de Vicolozano (Ávila) el 24 de septiembre. Aitzol Etxaburu realizó una llamada para reivindicar el atentado desde su propio teléfono móvil, lo que permitió a la policía identificarle. El terrorista huyó a Francia y el comando dejó de actuar. En septiembre del 2007, ante la falta de comandos operativos, el máximo responsable de ETA, Txeroki, ordenó a Etxaburu crear un nuevo grupo. Recurrió de nuevo a Asier Badiola y reclutó a Ibon Iparraguirre (arrestado también en la última operación) y formó con ellos el comando Tontor.

El grupo llevó a cabo atentados contra el repetidor de comunicaciones de Azpeitia, contra la sede del Partido Socialista de Elgoibar y contra las obras del tren de alta velocidad en Orio y Urnieta. También actuaron contra la comisaría de la Ertzaintza en Ondarroa, elegida por Badiola e Iparraguirre, vecinos de esa misma localidad, porque era la que les quedaba más cerca.