El mensaje de fondo es el mismo. Lo que cambia es la forma de decirlo, aunque cada vez sea más difícil para el Gobierno central encontrar una nueva expresión, pues el juego del ratón y el gato de Carles Puigdemont dura ya más de medio año. Ayer domingo fue la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Dolors Montserrat, quien cogió el testigo de responder al reto lanzado el sábado por JxCat de intentar investir a distancia al dirigente nacionalista, y lo hizo cargando contra los posconvergentes por estar «alargando la agonía y la confrontación». Otra manera de expresar la idea de que el procés ha tocado a su fin y que lo demás son puras gesticulaciones.

Porque, según Montserrat, lo único que pretende Puigdemont planteando una investidura imposible a distancia en el Parlamento catalán antes del 14 de mayo no es más que un acto cara a la galería con la intención de generar «inestabilidad política» para que los independentistas «no le olviden». Esa es la máxima que repiten machaconamente los populares: al expresidente de la Generalitat ya no le queda más que intentar mantener a flote cierto simbolismo porque lo realmente importante, gobernar, la Moncloa no se lo permitirá ni por activa ni por pasiva.

«Vamos a utilizar todos los instrumentos legales, porque la ley nos hace a todos iguales», aseveró Montserrat a los periodistas antes de intervenir en el 13º congreso de Nuevas Generaciones de Cataluña. Otra frase muy manida en los últimos tiempos y que en este caso apuntaba directamente contra la ley de presidencia aprobada por la mayoría independentista del Parlament, así como al propio presidente de la Cámara, Roger Torrent. «Por encima de la ley no hay nadie», reiteró la ministra tras recordar que el Ejecutivo de Mariano Rajoy recurrirá esa modificación legislativa. Lo que tiene que hacer Torrent, insistió, es convocar «un debate de investidura con un (candidato a) presidente legal y viable que piense en todo lo que interesa a todos y cada uno de los catalanes».

«Algún compañero de Puigdemont debería decirle lo que reconocen en privado, que es que no será presidente», se sumó a las críticas el secretario de Comunicación de Ciudadanos, Fernando de Páramo. El también diputado del partido naranja en el Parlament volvió a reclamar a los «partidos separatistas» que elijan un candidato para la investidura «que no esté imputado o fugado de la justicia y que respete la pluralidad de todos los catalanes», al tiempo que aprovechó para lanzar algún dardo al Gobierno del PP, partido del que Ciudadanos va arañando un votante tras otro en los últimos años y al que Páramo reclamó «que haga alguna cosa para que los que están fugados de la justicia no se salgan con la suya», y en este caso se refería tanto al intento de investidura de Puigdemont como al voto delegado de este y del exconsejero Toni Comín, acción que Cs ha llevado al Tribunal Constitucional.

De «tomadura de pelo» calificó el secretario de organización del PSC, Salvador Illa, el anuncio de JxCat de investir a Puigdemont a distancia. El dirigente socialista acusó al expresident de tener «un egoísmo que bloquea Cataluña». También atribuyó esa parálisis a «una pelea entre los separatistas».