Los socialistas habían llamado dos veces la puerta del Tribunal Constitucional para que el reloj de la investidura se pusiera de una vez por todas en marcha. Finalmente, tres meses después del 21-D, la cuenta atrás empezó ayer, pero el PSC lamentó que tuviera que ser forzado por la amenaza del mazo del juez Pablo Llarena y jugando la carta Turull, en plena partida de póquer entre JxCat y el Supremo.

El líder del PSC, Miquel Iceta, fue fiel a su discurso de siempre y a las recetas expedidas en las últimas semanas a los independentistas: que a la presidencia de la Generalitat solo se puede acceder sin lastres judiciales. «¿Vamos a condicionar los plenos al calendario que nos marque el juez porque el candidato tenga unas obligaciones que no pueda rehuir?», se preguntó. «Esto no es una coordinadora de partidos con voto ponderado. Esto es el Parlament de Cataluña», zanjó Iceta.

Después de señalar que el discurso de Turull le ha recordado a los de otro Jordi, Pujol, ha destacado la contradicción de querer buscar el apoyo del CUP con un mensaje tan “autonomista”. En este sentido, ha deslizado que había eludido la cuestión fundamental, ya que no había llegado ni siquiera a nombrar el elefante en sala. “No habla del 1-O, del espacio libre de Bruselas, del acuerdo entre JxCat y ERC... La cuestión fundamental de esta legislatura tiene que ver con un huevo y una castaña -ha clamado-. ¿Por qué ha cambiado su discurso? Su giro copernicano nos ha sorprendido”.

“O hay mayoría para desobedecer y construir República o se está buscando construir una mayoría más transversal. No todo es posible”, ha ahondado. El primer secretario del PSC le ha tendido la mano a JxCat y ERC, “a cambio de nada”, en caso de que realmente quieran cambiar el rumbo y abandonar la ruta de colisión con el Estado en su camino hacia Itaca. Aunque no ha escondido sus reservas de que el tono de Turull no estuviera modulado por la cita del viernes con Llarena. “No nos hemos terminado de creer lo que decía, de ese cambio de rasante; aunque si fuera sincero sería muy bueno para el país”. Sobre esta llamada al diálogo de Turull, ha señalado que para que pudiera haber un acuerdo con el Estado tendría que haber un consenso también de puertas adentro. “Con la mitad contra otra mitad, Catalunya no avanzará”.