Pablo Iglesias subió a la tribuna de oradores como el jefe de la tercera fuerza política, con una crisis interna de futuro incierto, y bajó laureado por los suyos como jefe de la oposición ante la fragilidad de un PSOE sin armas dialécticas que blandir. Los podemistas sabían que la investidura de Mariano Rajoy era una ocasión de oro para reivindicar su protagonismo frente al PP de los recortes, y salieron a demostrar que si los socialistas están sin líder, ellos no. Iglesias impuso su línea dura y apostó por la confrontación que enamora a los militantes, pero sin llegar al tono mitinero que hasta ahora se le colaba en el hemiciclo del Congreso.

Defendió que su partido apoye las protestas sociales y dijo que esas movilizaciones no dan miedo. Cargó contra la sobreescenificación que, augura, harán las fuerzas de seguridad en Rodea el Congreso, que Delegación de Gobierno ha autorizado para este sábado. Lo hizo con una frase que incendió el hemiciclo. “Dicen que han movilizado a 500 policías. Hay más delincuentes potenciales en esta Cámara que ahí fuera”, exclamó, para indignación de los diputados populares, que se revolvieron en sus escaños y montaron bronca tal que la presidenta tuvo que intervenir. Aún así a María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, le dio tiempo a gritarle“sinvergüenza” mientras la ministra en funciones de Empleo,Fátima Báñez, articulaba gestos de escasa fraternidad.

Las quejas sacaron al Iglesias irónico, que opinó que si sus señorías se ofendían es que se consideraban aludidos. “Merecer el odio de las oligarquías será la mayor de nuestras honras”, advirtió, parafraseando al Pablo Iglesias fundador del PSOE, para pasar, de inmediato, a destruir la legitimidad de los dirigentes socialistas del“abstencionazo” y, en cambio, pedir respeto para unos votantes que ahora intuye huérfanos.

Rajoy le respondió con sorna. Si en algún momento el secretario general de Podemos tuvo la intención de enviar mensajes propositivos, no llegó a pronunciarlos. El debate quedó encerrado en 'protestas sí o no'. “Ni le tengo miedo a las manifestaciones ni a las huelgas, pero no es lo mejor para resolver problemas”, se ufanó el candidato. “No tengan la cara tan dura. Han salido a movilizarse cuando eran oposición”, le reprochó Iglesias, en referencia a la oleada de protestas en el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero contra leyes progresistas. “Es que los que van a salir a las calles ¿no se sienten representados por usted, señor Iglesias?”, le replicó Rajoy.

ERREJÓN GANA EL PRIMER PULSO

Los podemistas salieron al receso de mediodía asumiendo que ahora encabezan la oposición. Al sector pablista se le atragantó la comida. En el breve descanso se publicaron los resultados del primer pulso en la federación de Madrid. Iglesias había ido contando que su candidato, Ramón Espinar, iba a “arrasar”. Pero en la votación de documentos, previa a la elección final, la errejonista Rita Maestre se impuso en 10 de 11. Aún así, los oficialistas argüyen que el resultado es un “empate técnico”. Iglesias volvió al pleno serio. Maestre se acercó a la puerta de Los Leones a agradecer los resultados. Si no hay saltos mortales de última hora, las votaciones esbozan un triunfo errejonista en Madrid. Pero esto es Podemos.