Pablo Iglesias ha redoblado el pulso a quienes opinan que él e Irene Montero cometieron un error comprando un chalet de 660.000 euros en la sierra de Madrid. Ante el riesgo de que el desencanto con Podemos se traduzca en una amplia abstención, a la cual apela la corriente anticapitalista. Ante las críticas del alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, que alega que no se deben cometer errores «en beneficio propio». Ante las dudas que despierta una votación que no será escrutada por auditores independientes, sino por empleados del partido, el secretario general eleva el órdago. Ayer señaló que dimitirá, también, en el caso de que no haya una participación elevada. ¿Qué cifra? No concretó. Considera que ese baremo tiene que ponerlo la ciudadanía. En Vistalegre 2 le respaldaron 128.743 militantes. Participó el 33,95% del censo total, el 55% del censo activo.

«Una participación baja sería un fracaso absoluto, nos obligaría a dimitir. Una participación alta sería un éxito», advirtió. A nadie se le escapa que su anuncio, en los pasillos del Congreso, busca movilizar a las bases y conjurarse la abstención ahora que ha comenzado la consulta. Arrancó el martes y durará hasta el domigo, envuelta en una polémica que no cesa y en una intensa campaña en redes llamando a salvar a Iglesias y Montero.

Si no hay auditores independientes, ¿qué garantías democráticas tiene el plebiscito? ¿Conocen en la sede de Podemos el número de votantes en cada instante? El secretario general evitó confirmar o desmentir esta posibilidad y pidió a los periodistas pasar a otro tema.

Los dirigentes morados se despertaron ayer con una carta de reproche del alcalde de Cádiz al cofundador, Juan Carlos Monedero, después de que este le criticase abiertamente. Tras leerla, Iglesias opinó que si Kichi quiere votar para que dimita, «tiene todo el derecho de hacerlo».

La misiva del edil es dura. «Yo creo que es porque la gente está dispuesta a perdonarnos que nos equivoquemos con casi todo, que nos pasemos de rojos, que nos quedemos cortos de rojos, que nos pasemos de puros, que asumamos contradicciones, pero difícilmente nos van a perdonar que nos equivoquemos de bando, porque, como tú y yo sabemos, diga lo que diga Ciudadanos, hay muchas Españas y nosotros nos debemos a la gente humilde».

Kichi defiende las dificultades y, el dolor, que entraña una alcaldía y señala que, en todo caso, sus errores no son en beneficio propio. «Yo puedo haber incurrido en contradicciones en mi gestión, con mi mera opinión sobre la carga de trabajo militar o la condecoración de la patrona de la ciudad, pero nunca lo hice para beneficio propio, lo hice para, si me equivocaba, equivocarme con mi pueblo», sostiene. Al conocer la compra del chalet, Kichi dijo la semana pasada que el código ético de Podemos está para cumplirse. Monedero, cofundador del partido, reaccionó contra él por «tolerar» que Navantia fabrique en Cádiz fragatas para Arabia Saudí.