El magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena no ha dado todavía el primer paso para solicitar la extradición de la exdiputada de la CUP Anna Gabriel y desde Suiza ya se ha advertido de que «ninguna extradición ni tampoco ninguna otra forma de ayuda jurídica» se producirá «por delitos políticos». De momento el juez se ha limitado a transformar la orden de citación de la exparlamentaria catalana en una de detención, ante su incomparecencia ayer, cuando debía haber declarado en el Supremo.

A Suiza le respondía el ministro de Justicia, Rafael Catalá, recordando que existe un tratado de extradición firmado entre ambos países, en el que se establecen los procedimientos y circunstancias para conceder la entrega del reclamado, por lo que «no hay que prever ninguna dificultad» al requerimiento que dicte Llarena. Fuentes del alto tribunal han precisado que de momento la orden de arresto solo afecta a España.

¿JUNQUERAS, PRESIDENTE?

Por otra parte, sigue la partida de póquer entre Junts per Catalunya (JxCat) y ERC. La insistencia de Carles Puigdemont en llevar el timón del futuro Gobierno catalán, pese a la poca viabilidad práctica de ello, ha forzado a Esquerra a lanzar un órdago. Según hizo público Catalunya Ràdio y confirmaron fuentes de la negociación entre ambas fuerzas a este diario, los republicanos han puesto sobre la mesa que si Puigdemont mantiene en la distancia ciertas potestades intransferibles, como la de convocar elecciones y la de nombrar y cesar consellers, sea Oriol Junqueras el que presida la Generalitat en Barcelona.

Según estas fuentes, los republicanos se amparan en la lógica del Govern legítimo. Es decir, si Puigdemont es un presidente ejecutivo, el presidente de la Generalitat, en Barcelona, pasaría a ser, en verdad, el número dos del entramado político catalán. Es decir, una especie de vicepresidente en la práctica, el cargo que, precisamente, ostentaba el ahora encarcelado antes de la aplicación del artículo 155.

Otro protagonista del procés que habló ayer fue Artur Mas. El expresidente admitió que el Govern «engañó» al «exagerar» el valor de la llamada Declaración Unilateral de Independencia.

Por otro lado, un viaje a Bruselas y una pitada «sonora, pero pacífica» frente a la casa de Carles Puigdemont en Waterloo es la protesta que planean asociaciones y sindicatos policiales que reclaman la equiparación salarial con los Mossos,