Tras días de quinielas y especulaciones, ERC ha optado por Roger Torrent (Sarrià de Ter, 1979) como su candidato a presidir el Parlament. Eso significa que, en virtud del pacto aún no escrito con Junts per Catalunya, y también gracias al explícito apoyo de la CUP a una Mesa soberanista, Torrent será elegido como presidente de la Cámara en el pleno de constitución de hoy miércoles.

El todavía alcalde de Sarrià de Ter contará en la Mesa del Parlament a su correligionaria Alba Vergès. Si no hay cambios de última hora, los dos republicanos contarán con el apoyo de otros dos diputados, los de JxCat, que harán frente a los tres (José María Espejo-Saavedra y Joan García, de Cs, y David Pérez, del PSC) del frente constitucionalista. El único cambio que podría producirse, que no alteraría la mayoría independentista, sería que JxCat decidiera finalmente ceder uno de sus puestos a la CUP.

El acuerdo entre JxCat y ERC tiene una segunda derivada: ambas formaciones se comprometen a «dar apoyo a la propuesta de candidato a la presidencia de la Generalitat de Carles Puigdemont». La fórmula, calculadamente ambigua, deja en el aire si ERC desoirá el informe de los letrados del Parlament.

La segura elección de Torrent como nuevo presidente de la Cámara catalana tiene el apoyo de Junts per Catalunya. Fuentes de ese entorno subrayaban ayer que, en realidad, estaban dispuestos a aceptar casi cualquier nombre que propusieran sus hasta ahora socios. En contrapartida, esperan que ERC no ponga trabas a la elección del nuevo presidente de la Generalitat, que saldrá de las filas posconvergentes.

La primera opción sigue siendo Puigdemont, pero conforme se acumulan los obstáculos -el último, el informe de los letrados del Parlament en contra de que se pueda investir a distancia al próximo president- crecen las posibilidades de que el exjefe del Ejecutivo catalán ceda in extremis y acepte a un sustituto. De momento, Puigdemont, que ayer prometió la Constitución y el Estatut por escrito y por imperativo legal, verá la constitución del Parlament desde Bélgica, país al que viajó de tapadillo tras proclamar la república. Desde Bruselas, precisamente, se reunió ayer con el grupo parlamentario de JxCat de forma telemática.

La principal incógnita sigue siendo si los ocho diputados independentistas que no podrán asistir al pleno -cinco en Bélgica y tres en la cárcel- podrán delegar su voto. La Mesa de Edad tomará la decisión de permitir o no la participación a distancia, lo que podría abrir ya un primer frente de tensión con el Gobierno español.