El president del Parlament, Roger Torrent, cruzó el martes una línea roja. Una de esas que marca el Estado, vía Tribunal Constitucional, y que acarrean el más que certeto riesgo de acabar ante un juez. La Mesa de la Cámara que él preside aprobó el voto delegado del ‘expresident’ Carles Puigdemont, a pesar de los claros pronunciamientos del TC.

La primera duda que se plantea es si ese voto delagafo será empleado en el pleno del jueves. Cs, PSC y PP han presentado peticiones de reconsideración que pueden ser estudiadas antes del pleno. O después. Pero el cónclave de mañana no deja de ser anécdotico. Torrent no ha roto con su táctica de esquivar los problemas legales para que Puigdemont pueda votar unas resoluciones que, en la escala de Richter del ‘procés’, apenas equivalen a uno de esos temblores que nadie percibe.

Según ha podido saber este diario, los partidos independetistas se han conjurado para llevar a cabo la investidura de Carles Puigdemont. ¿Efectos prácticos? Ninguno. La votación será, a ojos de la legalidad, nula. No habrá toma de posesión , ni decreto firmado por el Rey.

¿Efectos morales? Cuantiosos. En plena internacionalización del ‘procés’, los independentistas quieren hacer evidente que España, un país de la UE, anula la investidura de un político que cuenta con la mayoría absoluta de un parlamento. Aunque a efectos legales no será ‘president’, quedará para el registro que el ‘president’ democráticamente elegido por un Parlament saludo de una contienda electoral libre e impoluta se llama Carles Puigdemont.

En paralelo, los partidos, conscientes del mero simbolismo de la jugada, siguen preparando su plan D. Según fuentes de la negociación, JxCat pretende investir a Elsa Artadi. Aunque en el frente posconvergentes están habiendo movimientos para lanzar otro candidato, uno de perfil ‘senior’ y patricial con amplia experiencia en la política catalana. El nombre del 'exconseller' Ferran Mascarell gana enteros en las quinielas, pero su investidura requeriría varias dimisiones encadenadas de diputados, pues Mascarell no tiene ahora mismo acta en el Parlament.