Desde hace días sonaban truenos y este miércoles ha llegado la tormenta a la Ciutat de la Justícia, al menos para Convergència Democràtica de Cataluña (CDC) y su extesorero Daniel Osàcar. El expresidente del Palau de la Música Fèlix Millet no se ha mordido la lengua y, por primera vez, ha admitido que Ferrovial utilizó la entidad que él dirigía para pagar comisiones ilegales al partido nacionalista a cambio de obra pública. “Ferrovial hacía donaciones para que el dinero fuera a CDC a cambio de obra pública. Eso no lo dije en mi confesión del 2009, pero es la verdad”, ha declarado. El fiscal le reclama 27 años y medio de cárcel, lo mismo que a Jordi Montull.

El 'tsunami Millet' ha alcanzado a Carles Torrents, quien fue tesorero de CDC hasta el 2005, cuando falleció, y a su sustituto en el cargo, Daniel Osàcar, a quien el expresidente del Palau ha señalado como el "Daniel" que figura en un documento incautado por los Mossos sobre el reparto de comisiones. Pero Millet ha ido más allá y ha explicado que el sistema de comisiones lo organizó el que fuera fundador de Ferrovial, Rafael del Pino, que falleció en el 2008. Por parte de la constructora, están acusados dos exdirectivos que, supuestamente, eran los encargados de la canalización de esos fondos.

Millet ha reconocido que se hicieron pagos en efectivo a Torrent y que su mano derecha en el Palau, Jordi Montull, que era director administrativo de la entidad, estaba al corriente de todo. Y ha repetido: “Convergència sabía que Ferrovial daba este dinero para que se le diera obra pública”. Sin embargo, ha negado que el exdirigente de CDC Jaume Camps, que no está acusado, se reuniera con él para tratar sobre las comisiones que debían ir a Ferrovial.

EL REPARTO DE LA COMISIÓN

Del 4% de esa comisión ilegal, el 2,5% iba para el partido y el 1,5% se los repartían él y Montull (un 1% para él y el 0,5% su mano derecha), ha confesado. Y sobre las comisiones ha puntualizado: “Se ponían de acuerdo CDC y Ferrovial” y la constructora entregaba los fondos al Palau en concepto de “patrocinio”. En realidad, ese patrocinio, según su versión, “era muy pequeñito”, porque la mayoría del dinero fue a parar a CDC, también a través de su fundación Trias Fargas (ahora CatDem). “Se dio dinero a esa fundación para que fuera al partido y después se devolvió” (ya iniciado el proceso judicial), ha relatado Millet.

El expresidente del Palau también ha admitido que se apropió de dinero de la entidad que dirigió hasta el 2009, cuando los Mossos registraron el auditorio, para fines particulares. “¿Usted, el señor Montull y su hija, Gemma, se beneficiaron de los fondos del Palau para obras en sus domicilios?”, le ha preguntado el fiscal Emilio Sánchez Ulled. Millet ha sido escueto: “Sí”. Después ha añadido: “Fue un error y por eso puse todo mi patrimonio a disposición del juzgado (cuando confesó en el 2009). Me equivoqué”. Ha explicado que él siempre dijo que los fondos salían de la fundación del Palau y no del consorcio (ente participado por las Administraciones). Con ello, pretende exculparse del delito de malversación de fondos públicos. En varios momento de su declaración, ha dicho que Montull se encargaba de muchos de los temas financieros.

"LAS CUENTAS IBAN BIEN"

Millet ha admitido también que cobró sobresueldos del Palau porque “las cuentas iban bien” y que con fondos de la entidad pagó viajes particulares al extranjero e, incluso, las bodas de sus hijas, ya que eran “una manera de dar publicidad” a que en el auditorio se podían celebrar este tipo de actos. Los bonos los cobraron Millet y Montull primero en efectivo (a través de cheques al portador) y a través de empresas donde figuraban sus esposas , por cuestiones fiscales. “Ella no sabía nada”, ha aclarado el expresidente del Palau. Él cobraba como sobresueldo 800.000 euros y Montull 200.000 euros. “Ya pedí perdón”, ha recalcado.

Sobre la salida de dinero en efectivo de cuentas corrientes, ha dicho que no se acordaba. Y es que hay 9,5 millones de euros que no se sabe adónde han ido a parar. "Se pagaba mucho en efectivo", ha insitido, para añadir que la actual presidenta del Palau, Mariona Carulla, lo sabía, tanto esto como los asuntos fiscales de la entidad.