A mediados de junio, tanto el 'conseller' de Interior, Jordi Jané, como el director de los Mossos d'Esquadra, Albert Batlle,veían próximo el relevo en sus respectivos cargos. Ambos se sabían bajo sospecha por parte del entramado independentista, por su talante moderado y, en el caso de Batlle, también por su perfil técnico. Solo la CUP había solicitado explícitamente la cabeza del jefe político de la policía autonómica antes del referéndum unilateraldel 1-O, alegando su escaso compromiso con el proceso soberanista, pero era un secreto a voces que el frente independentista quería a alguien más de su cuerda.

Las salidas se pospusieron hasta que Jané y Batlle cumplieran con éxito el objetivo de reunir a la Junta de Seguridad de Catalunyaocho años después de la última cita, integrando a los Mossos en los foros de coordinación antiterrorista. Superado este examen, Batlle ha presentado su dimisión este lunes mediante una carta en la que se muestra convencido de que, "en los actuales momentos de la vida del país, los Mossos "seguirá perseverando" en su "misión de defensa de la seguridad y del bienestar" de los ciudadanos. Pero ha añadido como postilla: "Y lo harán, como siempre, con escrupuloso respeto ysujeción a la ley".

Aunque era la crónica de una ‘muerte’ anunciada, la salida “por motivos políticos” de Batlle ha acrecentado la preocupación de muchos mossos ante el cada vez más comprometido papel que todo apunta que les espera en el 1-O. Sindicatos policiales y altos mandos del cuerpo, estos últimos de forma anónima, han reconocido a este diario la “inquietud” ante lo que temen que puede ser el peor de los escenarios posibles: verse en medio del fuego cruzado entre la legalidad estatal, que puede ordenarles la retirada de las urnas, y las órdenes que les den sus responsables políticos en la Generalitat.

ENTRE LA ESPADA Y LA PARED

“Podemos vernos atrapados. Por un lado, como policía, a ver quién es el guapo que se atreve a desobedecer una orden judicial. Pero por otro, si nos mandan a retirar las urnas o a impedir la entrada en los centros de votación, la lógica de enfrentamiento que se puede generar con toda la gente que quiera votar puede ser terrible”, avisa un alto responsable del cuerpo.

Tras la caída de Jané y de Batlle, es el 'major' Josep Lluís Trapero, máximo jefe policial de los Mossos, quien queda en primera línea. Hasta ahora, bajo su liderazgo y con el paragüas político de Batlle y Jané, los Mossos se han mantenido escrupulosamente neutrales ante el 'procés'. Tras conocerse la noticia de la caída de Batlle, que mantenía una muy buena sintonía profesional con Trapero, el mensaje que se daba desde la cúpula del cuerpo es el de que “los Mossos van a seguir siendo la misma policía. Ayer, hoy y mañana. Con Jané, con Forn, con Batlle y con quien venga”. "Estén tranquilos, sabremos estar a la altura", insisten.

PREOCUPACIÓN SINDICAL

La preocupación se extiende a los sindicatos. “[La caída de Batlle] genera inestabilidad en el cuerpo”, explica Toni Castejón, secretario general del Sindicat de Mossos d’Esquadra. “Batlle se va y vendrá otro. Pero nosotros somos un cuerpo jerárquico y lo que esperamos es que nuestros mandos, en concreto el ‘major’ Trapero, como mando máximo del cuerpo, no nos ponga en un compromiso legal”, afirma Castejón.

Valentín Anadon, portavoz del Sindicato Autónomo de Policía (SAP), envía un primer recado al sustituto de Batlle: “Le recordaremos que tiene que gestionar la policía de todos los catalanes y que este 'todos' hay que entenderlo en mayúscula”. Además, añade: “Nuestro papel en estos complejos momentos pasa por generar cohesión social y para eso es imprescindible garantizar la seguridad jurídica de los ciudadanos. De la policía se espera siempre que cumpla la ley y ahí poco margen de actuación tenemos”.

Por su parte, el portavoz del Sindicat de Policies de Catalunya, David Miquel, asegura que Batlle “es una nueva víctima por haber dicho que los mossos iban a respetar la legalidad”. “A nuestro sindicato, más que la persona que nombre para el cargo de director general, lo que nos preocupa es qué órdenes puedan llegar desde ahí. La orden que de un juez llegará a la Direcció General de la Policia. Y será ahí donde se decida si se acata o no. Quien decida eso no será un agente, así que no pongan el foco en nosotros”, explica.

LAS DUDAS DE JANÉ

El depuesto Jané no solo albergaba dudas sobre la viabilidad de un referéndum ilegal y por el coste personal que este pudiera acarrearle de seguir como 'conseller'. También temía que, llegado el momento, el Gobierno del PP decidiera arrogarse las competencias de seguridad de la Generalitat para tomar el control efectivo de los Mossos antes del 1-O. "Sería un error. Los agentes actuarán exactamente igual bajo dependencia del Ministerio del Interior o del Govern: acatarán la ley y cumplirán las órdenes que les dicten jueces", llegó a comentar en privado.