Pedro Sánchez no es el responsable de la moción de censura. Es Mariano Rajoy y su empeño en encadenarse a la Moncloa tras la sentencia del ‘caso Gürtel’. El candidato socialista ha aprovechado su discurso inicial durante la trascendental sesión parlamentaria de este jueves para exhortar al presidente del Gobierno a que dimita, ofreciendo así al líder del PP la posibilidad de dejar el poder por sí mismo.

“Este debate puede acabar aquí. Dimita, señor Rajoy. ¿Está usted dispuesto a dimitir? ¿Va a dimitir o va a continuar aferrado al cargo debilitando la democracia? Es usted, con su obstinación en aferrarse al cargo, quien asume la propia autoría de la moción. Usted es el auténtico proponente. Dimita, señor Rajoy, y esta moción de censura acabará aquí y ahora”, le ha dicho Sánchez al jefe del Ejecutivo.

El secretario general del PSOE ha desplazado así la responsabilidad de su drástica iniciativa al presidente del Gobierno, en un movimiento que pretende colocar todo el foco en Rajoy y al mismo tiempo rechazar la idea de que Sánchez, como asegura el PP, busca llegar al Ejecutivo central “a toda costa”. En todo caso, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ya ha dejado claro que Rajoy no piensa marcharse por su propio pie.

LAS CONSECUENCIAS

Si Rajoy dimitiera, todo el Gobierno caería con él y quedaría en funciones, según el artículo 101 de la Constitución. ¿Seguiría Rajoy en su escaño o abandonaría la política totalmente? Es otra incógnita. El único antecedente es el de Adolfo Suárez y él se quedó hasta la nueva investidura (de Leopoldo Calvo Sotelo), tal como se recuerda en las famosas imágenes del 23-F.

Tras esa hipotética dimisión, el rey Felipe VI debería iniciar una ronda de consultas con todos los grupos y el jefe del Estado designaría a un candidato a la presidencia que debería presentarse a un debate de investidura. En esa conversaciones con el Monarca, el PP (al igual que todos los grupos) podría plantear nombres de diputados, como, por ejemplo, Sáenz de Santamaría, o la presidenta del Congreso, Ana Pastor, o también de personas de fuera de la Cámara, ya que no es necesario tener escaño para ser presidente del Gobierno.

En todo caso, los números de los diputados de unos y otros siguen siendo los mismos y la situación tan endiablada como lo fue al inicio de la legislatura, cuando Rajoy necesitó la abstención del PSOE para salir investido.