Los exsecretarios generales del PSOE son miembros natos de sucomité federal, con voz y sin voto, pero nunca acuden a sus citas. El caso de Pedro Sánchez es distinto. Dejó el mando socialista hace solo tres semanas, después de abanderar durante meses el rechazo a la investidura de Mariano Rajoy. Podría haber acudido a la cita de este domingo y continuar liderando esa posición, pero en su lugar optó por ausentarse.

Poco después, sin embargo, Sánchez escribió en Twitter: "Pronto llegará el momento en que la militancia recupere y reconstruya su PSOE. Un PSOE autónomo, alejado del PP, donde la base decida. Fuerza". El mensaje alentó la idea de que el exlíder quiere presentarse a las futuras primarias socialistas, que no se celebrarán antes de comienzos del 2017. "Se presentará seguro", explica un miembro del comité federal que le ha acompañado desde que inició su carrera por el liderazgo, hace algo menos de tres años, cuando era un diputado casi desconocido.

La votación en la investidura de Rajoy supone un problema para los presuntos planes de Sánchez, que no ha renunciado a su escaño. Si se abstiene, irá en contra de lo que siempre ha defendido. Si vota 'no', desacatará el mandato de su partido, algo impropio de quien aspira a liderarlo y ser obedecido por sus parlamentarios. Ante esta compleja disyuntiva, en su entorno comienzan a sopesar una vía intermedia. Consiste en votar en contra en la primera votación de Rajoy, al igual que el resto de los diputados socialistas, y después, en la segunda, cuando tocaría optar por la abstención, volver a ausentarse, como hizo este domingo en el comité federal.