Mientras Oriol Junqueras trataba de convencer a los magistrados del Tribunal Supremo de que lo dejaran en libertad, fuera de la sala los partidos soberanistas seguían con su pugna sobre cómo encarar la próxima legislatura. La principal incógnita continúa siendo quién será el próximo presidente de la Generalitat, y ayer, un dirigente significativo de Esquerra Gabriel Rufián fue más claro que nunca: si Carles Puigdemont no vuelve, el «plan b es Junqueras».

ERC llevaba días sin salirse de su estrategia actual, que consiste en presionar a Junts per Catalunya cediéndoles la iniciativa. Es decir: los republicanos aseguran que hasta que Puigdemont no aclare si piensa volver de Bruselas, como prometió en campaña, no hablarán de alternativas. Pero Rufián dijo ayer a las claras lo que gran parte del partido piensa en privado.

«Lo decimos con todo el respeto: no se puede tener un presidente por Skype», dijo el diputado de ERC a las puertas del Supremo, donde acudió para mostrar su apoyo a Junqueras. Otros dirigentes de su partido, en cambio, prefieren no especular en público sobre las alternativas a Puigdemont, y quieren que sea JxCat quien explique por qué no cumple su promesa.

Mientras Rufián aseguraba que Junqueras es el «plan b» a Puigdemont, su compañera en el Congreso Ester Capella decía todo lo contrario. En declaraciones a RNE, afirmó: «Nosotros no tenemos un plan b. Puigdemont es el candidato a la presidencia de la Generalitat en estos momentos».

Pero Puigdemont continúa instalado en la tesis de que el problema no lo tiene él, sino el Gobierno central. Su entorno sostiene que el resultado de las elecciones debería permitir que el expresidente volviera a Cataluña sin ser detenido. Los posconvergentes piden ya un «acuerdo político» con el Estado que lo permita. Sin embargo, el secretario general del PP catalán, Santi Rodríguez, ya rechazó que un pacto de ese estilo sea posible. «El Estado no puede pactar la situación jurídica de nadie», dijo.