Cinco diputados del PNV, que representan a 286.215 votantes, tendrán en sus manos entre hoy y mañana el futuro de España. Con el apoyo de Unidos Podemos ya garantizado, y el de ERC y el PDECat dado por casi seguro, la moción de censura planteada por Pedro Sánchez contra el Gobierno tras la sentencia del caso Gürtel depende de los nacionalistas vascos. La posibilidad de que apoyen al candidato socialista ha ido de menos a más en estos días, aunque los peneuvistas en ningún momento garantizaron a Mariano Rajoy su apoyo incondicional tras el abrasivo fallo judicial por corrupción, que irrumpió en la actualidad la pasada semana.

Por la ambigüedad de la respuesta de los nacionalistas sobre a quién avalarán, Rajoy, Sánchez y sus equipos han calentado sus teléfonos hasta la víspera del trascendental debate. No habrá certezas hasta que, hoy, los nacionalistas reúnan a su ejecutiva para adoptar una posición oficial. Hay nervios contenidos en la Moncloa. El PNV, un partido eminentemente pragmático, fue capaz de apoyar hace solo una semana los Presupuestos de Rajoy pese a que seguía vigente el 155. Y sin comprometer por el camino su buena relación con los independentistas catalanes. Esta es la misma organización que ahora estudiar hacer caer al líder conservador.

EL BOTÓN ROJO / La tensión se reflejó ayer en el Congreso, donde hubo control al Ejecutivo. El caso Gürtel y la moción fueron protagonistas en el hemiciclo, donde Rajoy recibió una ovación de los suyos y manifestó su intención de agotar legislatura. Mientras, en los pasillos, tomaba forma el rumor de que Rajoy podría guardarse en la manga la carta de dimitir, antes de que la moción fuese votada, para forzar que decayera y quedarse en funciones junto a sus ministros. Como en su día hizo Adolfo Suárez. A partir de ahí tendría que haber consultas con el Rey y otro intento de investidura (de otro dirigente popular o de cualquier aspirante) para ganar tiempo sin abandonar abruptamente la Moncloa y terminar en elecciones.

El entorno más cercano a Rajoy rechaza esa posibilidad. «El jefe no se va. ¿Qué ganamos con eso? Someter a Santamaría o a Tejerina a una investidura… ¿con qué apoyos?», se preguntaba un alto cargo del PP. Tampoco sus colaboradores en la Moncloa quisieron darle pábulo a la tesis, argumentando que podría ser interpretado como asunción de responsabilidad por la corrupción. «No es su estilo», señalaron. Desde Galicia apareció Alberto Núñez Feijóo, presidente autonómico y uno de los nombres que se contemplan en el partido para una futura sucesión. Negó que vaya a producirse una dimisión in extremis de Rajoy. A su entender, sería «dimitir de sus responsabilidades». «Rajoy no entrará en la espiral de ansiedad, de la crisis de ansiedad que tienen los líderes políticos de la oposición en España», dijo.

Todavía quedan muchas incógnitas por despejar. La primera, el disputado voto de los peneuvistas. «El PNV va a hacer lo que más le convenga y empezamos a pensar que ha interiorizado que es respaldar a Sánchez», explican fuentes socialistas. Cuando votaron a favor de las cuentas públicas del PP, recuerdan en el PSOE, los nacionalistas vascos construyeron un relato en Euskadi en el que justificaban su posición alegando que lo hacían para frenar a Ciudadanos, enemigo a batir por su rechazo al cupo. Sin Presupuestos, Rajoy se hubiera visto empujado a adelantar elecciones, posibilidad que espanta al PNV porque favorecería a Albert Rivera, que lidera las encuestas. «El argumento sirve también para este momento», explica un miembro de la dirección socialista. Si no triunfa Sánchez, probablemente prospere después la moción de censura anunciada por Pablo Iglesias, que pidió un Gobierno de coalición con el PSOE que Sánchez no contempla. La iniciativa de los morados pasaría por una cita con las urnas inmediata, como defiende Cs. Un segundo escenario que avocaría a las urnas. A cambio de ciclo igualmente.

Los socialistas tienen dos bazas para atraer a los nacionalistas vascos. La primera es comprometerse a retrasar elecciones, algo que también conviene a Sánchez, que quiere usar su tiempo en Moncloa para tumbar la herencia de Rajoy, derogando sus leyes más polémicas y aprobando iniciativas sociales, para impulsar su candidatura frente a las próximas generales. La segunda pasa por aplicar los Presupuestos que el PNV pactó con el Gobierno, que incluyen inversiones en Euskadi por valor de 540 millones de euros. Tendría algo de incongruente, pero los socialistas, que votaron en contra de las cuentas públicas, están dispuestos. Y hay un tercer motivo, ajeno a estas ofertas. Los nacionalistas vascos, según confían en el PSOE, «tienen miedo a quedarse solos sosteniendo a Rajoy». Cualquier posición distinta al voto a favor de Sánchez, como una abstención, explican los mismos interlocutores, sería interpretada como alineamiento con el PP y Cs, que adelanta que no respaldará al líder socialista.

LOS INDEPENDENTISTAS / En ERC y el PDECat el análisis es similar. «Parece que la opción de Sánchez cuaja», señalaron fuentes de los posconvergentes, que ayer intercambiaron llamadas con los negociadores del PSOE, con José Luis Ábalos a la cabeza.

El secretario de Organización de los socialistas está protagonizando todas las conversaciones. Hoy presentará la moción, relegando a la portavoz parlamentaria, Margarita Robles. El Gobierno, ya sea a través de Rajoy o de algún ministro, puede intervenir en cualquier momento, pero si no da la réplica al número tres del PSOE, será Sánchez quien tome la palabra. Rajoy contestará al socialista. Ya por la tarde, intervendrán todos los grupos de menos a mayor. Se votará el viernes.