El pacto de todo el socialismo español en pos de una reforma federal de la Constitución, rubricado en Granada hace medio año, ha sido vendida durante meses por el PSC como el mayor avance en décadas del PSOE en materia de autogobierno, a pesar de que el Govern y la mayoría de partidos catalanes lo consideran del todo insuficiente. Desde aquel acuerdo hasta hoy, y gracias en buena medida al desmarque de los socialistas catalanes de la consulta, la relación entre Pere Navarro y Alfredo Pérez Rubalcaba ha mejorado, aunque no ha habido concreciones que permitan hacer creíble la nueva pátina federalista del PSOE, más allá de la retórica de los actos de partido. De ahí que el PSC persiga un objetivo claro en la reunión que hoy mantendrán en Barcelona ambas direcciones: pasar de las palabras a los hechos.

«Esperamos que la Declaración de Granada comience a caminar», confiaba el sábado el portavoz del PSC, Jaume Collboni, cara a la cita de esta mañana, a la que asistirán los tres máximos dirigentes del PSOE, Rubalcaba, Elena Valenciano y Óscar López, además de uno de los negociadores habituales con el PSC, Ramón Jáuregui, y el secretario de política autonómica, Antonio Hernando. El propósito es que de la reunión salga un documento de trabajo «en el que caben iniciativas parlamentarias», según avanzaron fuentes del PSOE. «Pensamos, y somos optimistas, que después de esta reunión podremos anunciar alguna medida concreta», aseguró Collboni.

LLENAR DE CONTENIDO / No obstante, fuentes del PSC no garantizan que, pese a la sintonía en el plan federal y la oposición a la hoja de ruta soberanista de Artur Mas, los acuerdos puedan expresarse en un documento conjunto. «De lo que se trata es de dar continuidad al esfuerzo de reforma constitucional y llenarla de contenido con un calendario que es de uno o dos años», relató ayer el diputado autonómico Miquel Iceta, que el día 18 de incorporará a la ejecutiva del PSOE en sustitución de José Zaragoza. El PSC siempre ha advertido de que la Declaración de Granada no es su meta, sino «un punto de partida», por su ambigüedad en ámbitos como la financiación autonómica. Para Iceta, el documento todavía debe «enriquecerse y matizarse», una idea que puede poner nervioso a más de un barón del PSOE.

El resultado de la reunión de hoy también puede influir en la siempre convulsa convivencia entre la dirección y las corrientes críticas del PSC, que tendrá un examen clave en la votación de la solicitud de la consulta al Congreso, el día 16. Los díscolos están presionando para que el partido defienda una propuesta alternativa, a favor del diálogo y de una relación federal y bilateral con España, a fin de que los socialistas no queden alineados con el PPC y Ciutadans en el bloque del no al derecho a decidir. El grado de compromiso que hoy adquiera Rubalcaba con esa alternativa podría alejar el fantasma de otra fractura parlamentaria.