La dirección del grupo socialista en el Congreso ha impuesto este miércoles una multa de 600 euros por romper la disciplina a los 15 diputados que votaron ‘no’ a la investidura de Mariano Rajoy. La sanción, tal y como se preveía, es la máxima que establece el reglamento del grupo, y los parlamentarios díscolos (seis del PSOE, siete del PSC y dos independientes) tienen ahora una semana para recurrir.

Los socialistas catalanes, en principio, no darán este paso. Su caso es distinto al del resto, porque contaban con el aval del Consell Nacional de su partido, y el PSOE, más allá de la sanción disciplinaria, ha tenido una reacción distinta con ellos. Salvo alguna excepción (José Zaragoza como presidente de la comisión mixta para la UE y Meritxell Batet como integrante de la dirección del grupo) no han sido apartados de los puestos que ocupaban en la Cámara baja, a la espera del resultado de las negociaciones entre el PSC y el PSOE, a diferencia de lo que ha ocurrido en la mayor parte de los casos del resto de diputados desobedientes.

ENORME MALESTAR

Quienes sí tienen pensado recurrir son los seis diputados del PSOE y los dos independientes, la exjueza Margarita Robles y la exmilitar Zaida Cantera. Todos ellos, en un gesto que tampoco siguieron los socialistas catalanes, ya plantearon a principios de noviembre alegaciones al procedimiento sancionador. En ellas, aducían motivos de “conciencia” para justificar el voto en contra de la investidura como presidente del Gobierno del líder del PP. La sanción, pese a darse por supuesta, ha sido también muy mal acogida por todos ellos. Entre otras cosas, por haber sido comunicada, a su juicio, “con nocturnidad”: a las siete de la tarde de un jornada previa a un puente.