El último juicio de Arnaldo Otegi, Joseba Permach y Joseba Álvarez en la Audiencia Nacional por posible enaltecimiento del terrorismo ha quedado listo para sentencia. El futuro de Otegi y los suyos está en manos de los jueces, pero también de ETA: los dirigentes de la izquierda aberzale ansían un comunicado de la banda que, de una vez, proclame el final de la violencia y les conceda un pasaporte de futuro para regresar a la política.

Pero mientras ese comunicado no llegue (o ellos no pasen del trillado "rechazamos la violencia" a un contundente "condenamos"), los integrantes de la antigua Batasuna saben que el PSOE y el PP no van a moverse. Y menos aún cuando socialistas y, especialmente populares, han decidido atenuar sus discursos una vez pasado el juicio de Otegi, y rebajar la tensión en el terreno de la lucha antiterrorista.

Los conservadores reconocían ayer que les había agradado el "perfil bajo" adoptado por el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, en la Audiencia, donde acudió requerido por la defensa de Otegi. Y eso que algunas intervenciones de dirigentes del PP como Esteban González Pons dieron alas a los que trataron de linchar mediáticamente al histórico líder socialista vasco. También ha gustado al equipo de Mariano Rajoy oír al vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba desdeñar públicamente la ayuda ofrecida desde Euskadi por el mediador internacional, Brian Currin. A esto hay que sumar que el secretario de organización del PSOE, Marcelino Iglesias, echó una mano ayer desde Bilbao.

SIN PRISAS PARA EL FINAL Iglesias, que se reunió con la cúpula del PSE, descartó que el encendido enfrentamiento dialéctico vivido con el PP en las últimas jornadas --principalmente en torno a Eguiguren y a las polémicas declaraciones de Felipe González sobre los GAL-- pueda poner en riesgo la unidad ante el terrorismo. Así, Iglesias aseveró que ese acuerdo contra ETA "está a salvo" porque su "núcleo fundamental" reside en Euskadi, donde los dos partidos han blindado su entendimiento.

Tras mantener un encuentro con sus compañeros vascos, el número tres del PSOE se esforzó en mostrar ante los periodistas un tono conciliador y subrayar que esa "serenidad y unidad" que muestran sin apenas altibajos los dos grandes partidos en el País Vasco constituyen "la mejor fórmula" para alcanzar el final de ETA. "Todo el mundo observa la debilidad de la violencia y la conveniencia de no tener prisa para ver el final. Que no nos distraigan otras cosas", dijo.

Respecto al rechazo de la violencia por parte de Otegi en el juicio, Iglesias admitió que hay una "evolución en su discurso", pero matizó que es insuficiente.

Por su lado, el número dos de los populares de Euskadi, Iñaki Oyarzábal, se mostró de acuerdo en que no se puede poner "en jaque" el acuerdo de socialistas y populares en un terreno tan delicado, pese a reconocer que no le gustaron algunas declaraciones realizadas por Eguiguren, "seguramente sacadas de contexto". "El PP vasco está trabajando ya para no permitir que el ruido distorsione el trabajo fundamental, que es la unidad de los dos partidos", agregó.

PACTO DE SILENCIO El PNV, que no quiere quedarse aislado, insiste en que hay que mantener un pacto de silencio en torno a ETA y trabajar juntos por el fin de la violencia. Ayer, Iñigo Urkullu, aclaró que su petición de ayuda a la UE para la "pacificación" de Euskadi busca la financiación de un programa de paz, que solo sería realizable "después" del fin de la violencia.