Las espadas siguen en alto. La primera reunión convocada por Pablo Iglesias para negociar con Íñigo Errejón acabó en fracaso. El secretario general convidó a la cita, para perplejidad de los errejonistas, a los representantes de todos los sectores del partido que han presentado propuestas políticas al congreso de Vistalegre II, un total de 20 personas que representan a 13 proyectos. No hubo acuerdos ni avances hacia el consenso, pese a que quedan tan solo siete días para la búsqueda un pacto que evite un cónclave a cara de perro entre el líder y su número dos.

No solo no hubo acercamiento de posturas, sino que, a tenor de las declaraciones de ambos, que comparecieron tras la reunión por separado en plena plaza de España de Madrid -a pocos metros de la sede de Podemos-, las posiciones están cada día más distantes. Ambos hicieron proclamas a favor de mantener la “unidad” y manifestaron que habrá más contactos, pero no se ahorraron reproches mutuos.

Así, Errejón -quien calificó la reunión de mera "ronda de expresión” de las diferentes posiciones, lo que da cuenta de que no hubo ningún tipo de negociación- valoró como elemento positivo de la cita que sirviera para constatar que la unidad en Podemos “ya no se va a decretar” ni se puede construir “a toque de corneta”. Estas palabras sentaron mal a Iglesias, quien a continuación replicó a su número dos que la paz “se consigue debatiendo y no con documentos ni haciendo declaraciones agresivas ante los medios”.

“LA CORRIENTE DE ÍÑIGO Y TANIA”

“Lo último que necesita Podemos es escuchar a un compañero hablar mal de otros. Yo no lo voy a hacer”, aseveró, pese a que en todo momento menospreció a Errejón al denominar a su corriente como la de “Íñigo y Tania”, en referencia a Tania Sánchez. Según él, ambos lideran al alimón la corriente crítica.

Iglesias denostó además que tras el congreso la formación morada siga dividida en facciones. “Ya se ha visto lo que significa el PSOE, un partido con dinámicas de barones y familias, secuestrado por las élites. Yo no quiero eso para Podemos”, subrayó. Por eso insistió en que si finalmente no hay pacto y la corriente de Errejón presenta listas y documentos propios al congreso y gana esta opción, el secretario político debería dar un paso al frente: “Él sabe que si tiene más apoyo, tendría que ser el líder”, afirmó.

EL PLEBISCITO

Pero Errejón se resiste a anunciar la presentación de su candidatura. En primer lugar, porque aunque es difícil, aún hay cierto margen para el acuerdo y nadie lo descarta completamente. Y en segundo lugar, porque él quiere marcar el rumbo del nuevo Podemos pero sin quitar la silla a Iglesias, al que le une una amistad, aunque deteriorada en los últimos tiempos. Además, rechaza el congreso se convierta en un referéndum sobre el líder. De ser así, sus tesis tendrían más posibilidades de salir derrotadas porque Iglesias cuenta con mucho apoyo entre las bases.

Por eso, este miércoles, en una entrevista antes de la reunión, Errejón aseveró que “el tiempo del plebiscito, del todo o nada o de los paquetes completos se ha acabado” y restó dramatismo al hecho de que su corriente presente tanto documentos como una candidatura diferenciada al consejo estatal de Podemos, aunque esto suponga que él sea laminado. “Si no llegamos a un acuerdo, presentaré una lista coherente con los principios que estoy defendiendo […] pero no está en cuestión el liderazgo de Iglesias […] porque la gente quiere vernos juntos”, manifestó en Telecinco.

LOS OTROS SECTORES

Asimismo, marcó sus líneas rojas: “la transversalidad, ser una formación abierta que no pide etiquetas y que tiene capacidad de ser útil ya”, en referencia a la necesidad de alcanzar “acuerdos con el PSOE” y no esperar a llegar al poder a través de la lucha en la calle, como defiende Iglesias. Por último, Errejón dejó entrever su malestar con el formato de la reunión. “Los acuerdos se trabajan con más cariño y con más tiempo”, afirmó.

A la cita también asistieron Miguel Urban, líder de la corriente anticapitalista, quien presentó un plan de acción con diez medidas para llegar a un pacto y Carolina Bescansa, quien hizo un llamamiento a superar “el eje” Iglesias-Errejón.