Carles Puigdemont aseguró el pasado 19 de enero, cuando aún insistía en ser investido presidente de la Generalitat, que no se puede gobernar «desde la cárcel». Una afirmación que choca con su propuesta de proclamar candidato a Jordi Sànchez, preso en Soto del Real, tras renunciar, «de forma provisional», a renovar el cargo del que fue cesado por la aplicación del artículo 155 de la Constitución tras la aprobación de la declaración unilateral de independencia (DUI) en el Parlamento catalán.

«Ser president es la manera de respetar las decisiones de la gente que salió a votar. Se puede hacer de president y, evidentemente, no se puede ser presidente si uno es presidiario», declaró entonces desde Bruselas en una entrevista en Catalunya Ràdio, ante la incógnita de su regreso o no a Cataluña, que comportaría su más que probable detención.

«Y usted hoy me puede entrevistar con toda tranquilidad y toda libertad... creo que es la tercera o la cuarta entrevista que usted y yo hacemos en los últimos tres meses... y en la cárcel usted no me podría entrevistar», añadió, con su exvicepresidente, Oriol Junqueras, en la prisión de Estremera. «Entre presidiario y presidente, prefiero ser presidente», sentenció el líder de Junts per Catalunya.

Preguntado sobre si creía que realmente podría gobernar desde Bélgica, respondió: «Desde donde seguro que no lo podría hacer es desde la cárcel». Y ese es «el escenario», apuntó, que le esperaba si volvía. La otra opción que defendía Puigdemont era ejercer de jefe del Gobierno de la Generalitat desde el extranjero.

«HACER COSAS»

«En la cárcel usted no me podría entrevistar, en la cárcel yo no me podría dirigir a la gente, no podría escribir, no podría recibir a gente, no podría hacer muchas de las cosas que cotidianamente hago, por desgracia... por desgracia», afirmó, recordando, además, que el 155 fue «derrotado» en las urnas el 21-D, puesto que las fuerzas independentistas sumaron mayoría.

El expresidentE huido añadía: «Y, por tanto, la única forma es seguir haciéndolo con libertad y seguridad, que es lo que garantiza que las políticas públicas, que es aquello realmente importante, que la gente ha votado, se puedan desplegar».

Estos argumentos defendidos hace poco más de un mes contradice la actuación de ahora, al proponer como candidato a presidente a un preso preventivo y que cuenta con muy pocas posibilidades de que sea puesto en libertad provisional.