Mariano Rajoy volvió a hacer ayer lo que siempre hace cuando se le recuerda que hay muchos indicios de que el PP, con él ya de presidente, se ha financiado con dinero negro. Su estrategia consiste en destacar que las personas involucradas en esos tejemanejes ya no están en su partido, que trabaja para que «eso» no se vuelva a repetir «nunca» y que han pasado ya muchos años de los supuestos hechos delictivos, como si él no hubiera estado allí ya entonces. En el partido hay 700.000 militantes y solo «7, 8, 10, 15 o 20 personas» se han visto involucradas en «esos temas», aseguró.

El político gallego es presidente de la formación conservadora desde el 2004 y forma parte de la cúpula desde 1989. Pero pese a este currículum y su responsabilidad última (la misma que le piden los populares a Artur Mas en los casos de corrupción que afectan a CDC), Rajoy tiró de nuevo balones fuera en una entrevista en Onda Cero cuando se le plantearon las confesiones que se están escuchando en el juicio a la trama valenciana del caso Gürtel. «El PP valenciano se financió de dinero negro», aseguró este miércoles Ricardo Costa, exsecretario general del PP valenciano, en la línea de las declaraciones de estos días atrás.

UNA MULETA EN EL 2008 / El expresidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps y el entonces presidente de las Cortes, Juan Cotino, aparecen como los diseñadores del sistema para financiar a los populares con dinero en b pagado en efectivo por empresarios que ganaron proyectos de obra pública. Camps, ese político al que Rajoy dedicó la frase: «Siempre estaré detrás de ti, o delante, o a un lado». Lo dijo un año después de que el dirigente valenciano le salvara en la guerra interna que se abrió en el partido en el congreso del 2008, cuando Esperanza Aguirre quería moverle la silla.

Para el PP, estas revelaciones en el juicio de la trama valenciana le impide avanzar en la regeneración puesta en marcha con Isabel Bonig, cuando la nueva dirigente se tiene que enfrentar a la organización de las elecciones autonómicas y municipales, que se celebrarán en poco más de un año. Fuentes de la dirección popular consideran necesario incidir en la idea de que las personas implicadas están fuera del partido, un argumento que será difícil de mantener si del juicio sale imputado el propio Camps, una persona muy próxima a Rajoy durante muchos años.

Menos importancia le dan en estos momentos a la factura que le pueda pasar al líder del PP, que considera que ya ha superado en las urnas el examen de la ciudadanía por los escándalos

Rajoy insistió en que se siente bien para presentarse a la reelección en las próximas generales, que serán en «junio del 2020», según señaló en noviembre. Aunque esa fecha la dio antes del triunfo de Ciudadanos y el hundimiento del PP el 21-D. En todo caso, el presidente comprobó cómo se complicó la vida José María Aznar cuando anunció que se retiraría después de dos mandatos sin haber resuelto la sucesión y todo apunta a que se evitará esas dificultades. Si tiene que dar la sorpresa, lo hará con poco margen.

Sabe que cualquier movimiento es (mal)interpretado, y eso que repite una y otra vez que quiere seguir. Ha pasado esta misma semana con la elección de José Luis Ayllón, próximo a Soraya Sáenz de Santamaría, como jefe de Gabinete del presidente. La secretaria general y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, mira con atención estos movimientos y también lo hace Alberto Núñez Feijóo, otro de los fijos en las quinielas.