Esperanza Aguirre debió sentir ayer un sabor agridulce al escuchar a su jefe de filas, Mariano Rajoy. Por un lado, el presidente del PP recogió el guante lanzado por la presidenta madrileña y entró de lleno en el debate ideológico que Aguirre venía reclamando desde la derrota electoral. Por otra parte, sin embargo, Rajoy aceptó este reto para dejarle claro que las ideas y los valores que quiere que impregnen el partido de ahora en adelante son muy diferentes de los que ella representa.

Arropado por algunos de sus principales barones autonómicos, el líder del PP defendió su actitud asegurando que da la cara al optar a la reelección y lanzó dos desafíos con un claro destinatario: quien quiera presentar otra candidatura, que lo haga; y si alguien no se siente cómodo en un partido centrista, tiene la puerta abierta para marcharse.

"Si alguien se quiere ir al partido liberal o al conservador, que se vaya", proclamó Rajoy durante su intervención en un acto en Elche, en el que predominaron las duras críticas al Gobierno por su política sobre el agua. Consciente del momento que vive su partido en los prolegómenos del congreso de junio y ante la expectativa de que alguien, como Aguirre, le dispute la presidencia, Rajoy mostró una contundencia inusitada en su tono y trufó sus palabras de mensajes a la presidenta de Madrid sin mencionarla.

Pero en ella y en los consejeros del Gobierno regional que la apoyan para que presente una candidatura alternativa debía estar pensando el líder de la oposición al advertir de que "no se pueden confundir 25 personas de Madrid con España, porque España es mucho más grande y más importante". Y sin salir de la cuestión ideológica, subrayó que quiere un PP "moderado, abierto e integrador" y rechazó que se convierta en "un partido de doctrinarios". "Aquí caben todos", remachó Rajoy recordando que 700.000 votantes socialistas les dieron su apoyo en las pasadas elecciones generales.

Prueba de que los dardos de Rajoy iban dirigidos a Aguirre y que picaron bastante en el PP de Madrid fue la rápida reacción de uno de sus hombres de confianza, el vicepresidente madrileño, Ignacio González, quien se preguntó "qué sería ideológicamente del PP si se fueran los liberales y los conservadores".

El presidente popular marcó también distancia con algunos medios de comunicación, de nuevo sin dar nombres, y destacó que se presenta a la reelección porque así se lo han pedido "muchísimos compañeros de partido, y no ningún periódico ni ninguna radio". Ante las críticas que está recibiendo tras el 9-M por parte de la prensa afín, aseveró: "El PP no responde a ningún grupo de presión, sea de la categoría que sea".